Capítulo 19

35 7 0
                                    

-¿Qué demonios haces aquí, Ace? ¿Cómo has entrado? -Preguntó Zoro mirando al chico que acababa de llegar a su casa. Después suspiró desviando su mirada hacia el pelirojo. -¿Tú le has abierto? ¿Sabías que venía? ¿Desde cuándo sois amigos?

El pecoso se rascó la nuca nervioso. -¿Quién dice que somos amigos? ¿AH? Además, ¿Se puede saber por qué mentiste?

-¿No te dije que había llamado? -Kid interrumpió mientras se encogía de hombros. - Debí haberlo olvidado.

Zoro suspiró cansado mientras observaba a sus amigos. Sabía que estaban preocupados por él pero ese no era el mejor momento para hablar de lo sucedido.

-Si estás aquí para darme un sermón por lo que hice anoche ahorratelo Ace. - Respondió serio.

-Oi idiota ¿Qué demonios estás diciendo? Así que te largas sin dar señales durante horas y esperas que no te diga que actuaste como un gilipollas?

Los ojos de Zoro brillaron por unos segundos. Aquello había dolido. No porque el bombero hubiera sido cruel, sino por la directa certeza de sus palabras. Era cierto que estaba actuando como un idiota. Sin embargo, cada vez que pensaba en lo sucedido con Sanji, la vergüenza y la rabia volvían a emerger en él para dar paso a una desoladora tristeza.

Tanto Eustass como Ace vieron el cambio en la mirada del espadachín provocando que ambos hombres se quedarán estáticos en el sitio. ¿Qué demonios había pasado para que Zoro estuviese tan afectado?

-¿Ha pasado algo con Sanji? -Se aventuró el pecoso. - Pensé que estabais mejor que nunca.

-Pues pensaste mal. -Sentenció el peliverde. Al darse cuenta de lo duro que había sonado volvió a hablar. -Oí agradezco mucho que estéis aquí juntos. Supongo que el mero hecho de respirar el mismo aire es un esfuerzo para vosotros teniendo en cuenta vuestra relación pero...

-Nos vas a echar de tu casa. - Adivinó Kid.

-Podéis hablar con todos y decirles que estoy bien. Es sólo que hoy no quiero ver a nadie. - Se notaba el cansancio en la voz del peliverde.

-Zoro, ¿Estás seguro? -El pecoso apretó su hombro buscando brindarle apoyo.

El espadachín asintió en silencio mientras sus amigos abandonaban finalmente su casa. No quería hablar más sobre lo sucedido. La cabeza le dolía horrores y comenzaba a sentir que si sus amigos seguían insistiendo, acabaría derrumbándose ahí mismo. Necesitaba pensar sobre lo que sentía y sobre lo que quería hacer pero no ahora. No en ese instante.

Necesitaba tiempo.

-

-¡No puedo creer que el idiota de Zoro no te haya respondido! ¡También ha ignorado mis mensajes! ¡Pienso matarle en cuanto lo vea! ¿Acaso vuelve a tener quince años para que ande con estas estupideces? - Gritaba una Nami furiosa junto a Robin y Sanji en la casa del último.

-Tal vez espadachín-san realmente no se siente bien.

-¡Y peor se va a sentir en cuanto le vea! -Agregó la pelinaranja. -No puedes defenderlo siempre Robin. Al menos debería dar señales de vida para que sepamos que está bien.

-Tienes razón. Pero creo que hay algo que se nos escapa. - Volvió a decir la morena.

-Hm... Es cierto. No es la primera vez que Zoro actua como un idiota pero algo no me da buena espina. - Añadió Nami.

El móvil del rubio sonó de pronto provocando que ambas mujeres centraran su atención en él. Sanji leyó el mensaje que acababa de recibir sintiendo cómo su estómago se revolvía levemente.

Dame algo a cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora