El jefe Cho supo cómo distraer a Ana para que no le gritara en plena fila para abordar el avión: le pidió que le contara datos curiosos sobre el lugar donde iban a hospedarse.
Siempre hacía eso cuando tocaba hacer viajes de negocios: Ana amaba investigar datos sobre los edificios que iban a ser remodelados por la empresa, o si tocaba construirlos desde cero, investigaba datos de los alrededores, así, cuando tocaba recorrer el lugar, Ana lo invadía con todos los datos que pudo recopilar, él escuchaba, atento, y de vez en cuando le hacía preguntas que desataba otro bombardeo de datos curiosos...
Aplicó este método hasta que abordaron el avión, pero esta vez con todos los datos que Ana investigó sobre el hotel en Australia.
-¡Jefe Cho!-chilló, dándose cuenta que habló por mediahora sin parar-¡Lo hizo a propósito!
Sang-Tae estaba haciendo un esfuerzo titánico para no sonreír, pero por el brillo de indignación de los dulces ojos miel de su secretaria, supo que no lo estaba ocultando muy bien.
-Ejem, no sé de qué está hablando.
-¡De esto! Y por cierto...-Ana por fin miró a su alrededor, y abrió los ojos con más sorpresa-¿Por qué estamos en primera clase?
-¿Recién lo nota?
Ana apretó los labios con más indignación, esta vez hacia sí misma: contar los datos curiosos mientras abordaba un avión para acompañar al jefe Cho a un pequeño viaje de negocios era parte de su rutina, lo tenía tan automatizado que no se dio cuenta que no iban a recorrer una construcción, precisamente.
-¿Va a explicarme por qué se incluyó en este viaje? ¿Necesito recordarle que esta es mi fallida luna de miel?
Él acomodó la espalda en el mullido y ergonómico asiento de avión, su calma ante la situación terminó de crispar los nervios ya crispados de Ana.
-Creo que podría cambiar el título, en vez de decir una fallida luna de miel... ¿Por qué no decimos que son unas mini vacaciones?
Hizo contacto visual y por poco retrocedió, Ana emanaba un aura asesina que haría temblar las rodillas de los guerreros más valientes... Nunca la vio así de furiosa.
Y atractiva.
-Mini vacaciones, sí, claro. ¿Cómo supo la hora de mi vuelo? ¿Me estuvo espiando? ¿Cómo cambió los datos de la reserva?
-Son demasiadas preguntas...
-¡Conteste solo una! Me lo debe, jefe Cho.
-Bueno... solo puedo decir... que la próxima vez debe cerrar sesión la página de los vuelos...
-¿¡Entró en mi cuenta!?
-Desde la computadora de la oficina en mi casa.
Ana jadeó y se agarró la cabeza, quería tomar un respiro para tranquilizarse, nunca perdió la calma ante el jefe, se enorgullecía de su actitud robótica y eficiente... pero en menos de veinticuatro horas mostró su lado más humano y vulnerable... ¿Cómo podría recuperarse de eso?
-... no debería poner como contraseña el nombre de su mascota.
Soltó una risita casi histérica, no fue capaz de mirarlo, así que mantuvo la cara oculta entre las manos.
-Bien, ya contestó una de las preguntas...-logró decir, con una calma que no sentía, tomó un respiro antes de enfrentarlo-pero ahora viene la más importante, jefe Cho. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué decidió hacer este viaje conmigo?
Sang-Tae le debía más esa respuesta que la de cómo accedió a los datos de su vuelo. Eso no era tan importante... (Bueno, sí lo era, invadió la privacidad de su secretaria, y quizás nunca recuperaría su confianza después de ese día), ella necesitaba saber la razón que lo motivó a hacer semejante locura.
ESTÁS LEYENDO
Una luna de miel con mi jefe┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceHay ciertos temores que pueden tener las novias en su día de bodas, y para Ana el peor se ha vuelto realidad: su novio la ha dejado plantada en el altar con un salón lleno de murmullos y cotilleos. Para su sorpresa, apareció en su rescate su jefe, C...