Capítulo 21

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-¿¡Cómo que no lo invitaste a la excursión!?

-¡Aaaaah!

Ana miró a Alex y a su versión más pequeña sin inmutarse, se veían muy tiernas con sus sombreros de tela que las protegía del sol australiano, no podía tomar sus miradas de reproche en serio.

-Le dije que podía ir en el primer grupo que se fue después del desayuno, y no lo vi desde entonces.-dijo con un tono de voz despreocupado.

No quiso agregar que él no confirmó ni negó que iba ir con ese grupo, apenas le entregó las pastillas para dormir, Ana huyó a la habitación con la excusa de que quería descansar un rato (apenas pegó un ojo) y no lo vio cuando bajó a buscar al grupo para ir al santuario, así que era obvio para ella que el jefe Cho no iría con ellos.

Trató de no sentirse decepcionada por ese hecho. Ella misma le sugirió que se uniera al grupo de turistas para evitar rumores sobre ellos, pero ahora que estaba rodeada de todas las parejas del viaje de luna de miel, sintió el peso de la soledad... y del abandono.

No. No. No. Las parejas no tenían la culpa de que estuviera sola, disfrutaría del recorrido como cualquier turista, sacaría miles de fotos a los animales, al paisaje, y a más animales y a todo el paisaje de Coolangatta hasta llenar la memoria de su celular si era necesario.

-¡Reúnanse, por favor! ¡Ya llegó el transporte!

Ana notó que Alex desistió de seguir regañándola por no invitar al jefe Cho, el guía turístico seguía llamando a viva voz a todo el grupo conformado por diez parejas recién casadas... y una soltera abandonada en el altar.

Cabeza en alto, Ana.

Mientras el guía repasaba la lista con los nombres de las personas a su cargo, Ana trató de mimetizarse en el grupo, no quería llamar la atención...

Hasta que escuchó una voz grave y profunda demasiado familiar a menos de un metro de distancia.

-¿Ya nos nombraron? Si me confunden con Deok-ha otra vez...-hizo una mueca de fastidio-deberían vetar su nombre de este lugar.

-¿Jefe Cho?-cuestionó Ana, bastante desconcertada. Se veía tan cómodo... y atractivo, aunque esa palabra no le hacía justicia. Se veía como él mismo, sólo que con una camiseta y jeans informales.

-Sí. El mismo. ¿No nos nombraron?

-Anabel Torres y Kii... ¿Eh?-el guía miró al grupo y forzó una sonrisa-lo siento, sólo Anabel Torres. ¿Ella está por aquí?

Oh, sí, delaten a la única soltera.

Ana comenzó a levantar la mano para delatar su presencia, pero el jefe Cho se adelantó, literalmente avanzó unos pasos para quedar al lado del guía y espiar la lista sin ningún remordimiento.

-¿No aparece el nombre de Cho Sang-Tae?

-Eh...-el hombre parecía bastante perdido, pasaba la vista de la lista al jefe Cho, y del jefe Cho a la lista-¿Por qué quiere saber eso?

-Porque vengo con ella y quiero comprobar si me agregaron, eso es todo.

Ana sintió un delator ardor en toda la cara, cuando dijo que venía con ella, hizo un cabeceo para señalarla.

-¿No venía sola?

-¿No es la que vino de Seúl? ¿La que abandonaron...?

-Ay, no ¿La que abandonaron en el altar, dices?

-¿Y quién es él? no lleva anillo, no es el esposo que la abandonó.

Los murmullos venían de todas las direcciones, si pensaban que estaban siendo sutiles, no lo estaban logrando, sus voces eran fuertes y claras y retumbaban como un eco por todo el lugar.

Una luna de miel con mi jefe┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora