Capítulo 12

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Ana evadió la multitud de la zona comercial en las cercanías del hotel, su objetivo era la playa, o cualquier lugar donde no hubiera una gran reunión de personas, objetivo absurdo si consideraba que estaba en una zona turística en un horario pico, huir de la multitud no era una opción... así que por eso dejó de correr y empezó a caminar, no estaba rodeada de parejas melosas, había familias y personas de todas las edades sólo disfrutando el día ¿Por qué ella no podía hacer eso? ¿Por qué la opresión en su pecho le quitaba el aliento?

¿Por qué no dejaba de ver la cara de Deok-ha en todos los hombres que iban de la mano con sus parejas?

Ahogó un gemido de angustia y empezó a caminar más rápido para alejarse de la multitud... sin tener en cuenta que estaba en una ciudad que no conocía completamente sola.

O eso creía ella, Sang-Tae por fin logró distinguirla entre la multitud y avanzó para alcanzarla... hasta que notó su expresión, a pesar de la distancia, vio la lucha que tenía consigo misma, esa lucha por respirar y por recuperar un poco de sentido común... y como pareció erigir un muro para que nadie la ayudara a recuperarlo.

Como su jefe, debía respetar esa línea que ella trazó entre ellos la noche anterior... y lo haría, más tarde, de momento sólo era un hombre que quería verla sonreír otra vez.

-¿Ana?

La confusión en sus ojos fue como un golpe en el estómago, tenía la misma expresión del día de la boda: desolada, desorientada y haciendo un esfuerzo titánico para no derrumbarse.

-No soy una buena compañía en este momento, jefe Cho. Volveré al hotel más tarde.

Él avanzó los últimos pasos que los separaban y la sujetó por el brazo justo cuando dio media vuelta para alejarse.

-¿En serio cree que la dejaré sola en este lugar?

-Debe hacerlo. Le dije que no me sentía bien, y sabe que no digo eso con frecuencia... así que, por favor, déjeme sola.

La súplica en su voz fue otro golpe, quería respetarla y darle su espacio... pero no podía soltarla, el cuerpo no le respondía.

-No. No puedo dejarla sola.

Ella agitó el brazo y logró liberarse de su agarre, el brillo confusión se convirtió en frustración.

-¿Por qué no? es simple, sólo tiene que volver al hotel... o puede recorrer el otro lado de la ciudad. No está atado a mí. No tiene que cuidarme como si fuera una niña.

-Lo sé.

-¿¡Entonces!?

-Simplemente no puedo hacerlo. No cuando está tan agitada.

-¡Yo no estoy agitada! ¡Yo estoy...-se quedó sin aire-yo estoy... furiosa!

Lanzó un gruñido lleno de frustración mientras se agarraba la cabeza, los transeúntes la miraron con curiosidad y siguieron con su camino, Sang-Tae se quedó en el mismo lugar, inmutable, si ella necesitaba gruñir o gritar su frustración al mundo, estaba dispuesto a escucharla si eso lograba aliviar su dolor.

-Estoy furiosa porque quiero estar bien. Nos recompensaron con cinco días de spa, estamos en una de las ciudades más hermosas del mundo... y en todo en lo que puedo pensar es en Deok-ha, ¿No es absurdo? él no pensó en mí cuando decidió abandonarme ¿Por qué no puedo disfrutar de este lugar tanto como él debe estar disfrutando Jeju con su nueva novia? ¿¡Por qué!?

-Porque tiene corazón, Ana.

Esa era la respuesta más simple y también la más compleja, Ana cedió a las emociones que la abrumaban, soltó un suspiro doloroso.

Una luna de miel con mi jefe┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora