Ana quería cuestionar por qué estaba correspondiendo el beso cuando lo más sensato sería alejarse, no obstante... Los labios del jefe Cho no eran sensatos, eran cálidos, suaves y un poco exigentes, querían invadir... y ella no tuvo problema en ceder y dejar que invadiera su boca con una maestría que la hizo temblar de pies a cabeza. Tuvo que rodear sus hombros con los brazos para mantener la estabilidad, y eso pareció enloquecerlo, porque la abrazó más, al punto que fue consciente de que estaban escandalosamente pegados y que podía percibir cada músculo de su atlético cuerpo.
-Aaaah...-dejó de besarla para suspirar con agonía. Ocultó la cara en la curva del cuello de Ana, haciendo un esfuerzo monumental para recuperar el aliento-no puedo...
Ella también luchó para respirar con normalidad, mientras dejaba caer los brazos a los costados, el jefe Cho, por el contrario, la abrazó más, no sabía con qué intención, pero sintió que él necesitaba abrazarla tanto como respirar.
-Hice una promesa... y soy un hombre palabra...
Percibió su lucha interna, porque ella tenía la misma lucha.
-... pero... eres tan tierna, y me volví loco. Sólo eso. Me volví completa y totalmente loco por besarte y dejé de pensar...
El corazón de Ana ya latía sin control, pero esa declaración lo aceleró al límite, y pensó en lo loco que era escuchar al jefe Cho de esa manera tan... pasional. No es que pensara que era incapaz de sentirla, la locura radica en el hecho de que era ella la que provocó esa pasión... y no entendía qué fue lo que hizo para provocarla...
-Uhmmm... y hueles muy bien...
Si bien había mantenido la cara oculta, cuando dijo eso se apartó un poco y recorrió la línea del cuello de Ana con la nariz para respirar ese aroma dulce, no distinguía muy bien qué era, pero no importaba, sabía que sólo ella tenía ese aroma y quería grabarlo en su memoria... también saborearlo; el cuerpo de Ana tembló otra vez con esa caricia, y fue difícil mantener pensamientos coherentes.
-Je... jefe Cho...
La voz de Ana lo hizo volver, no dejó de desearla, pero por lo menos tuvo fuerzas para apartarse... lo que no fue una buena idea, porque recibió el impacto directo de sus ojos, estaban bien abiertos, confusos, no fue capaz de ver un destello de deseo, o algo que le indicara que ella correspondía la pasión que lo abrumaba.
-Lo siento.-dejó de abrazarla para dejarla respirar, algo que él también necesitaba-yo pedí ser tu amigo e hice esto... lo siento...
A pesar que quería desconfiar de los hombres después de la traición de Deok-ha, no pudo desconfiar de la palabra del jefe Cho, percibió la aflicción en sus palabras, y eso le despertó ternura, porque no es que hizo algo para apartarlo, de hecho... el paso que dio hacia atrás para mantenerse a una distancia segura la hizo sentir un poco desolada...
Analizaría ese sentimiento más tarde.
-E...-carraspeó para aclarar la voz-está bien, jefe Cho. A... a veces estas cosas pueden pasar ¿No?
Él la miró como un cachorrito curioso. Ella trató de soltar lo más coherente que podía decir en ese momento... pero más bien habló sin pensarlo mucho:
-Quiero decir... somos adultos y, ejem, a veces podemos actuar sin pensar, y usted siempre piensa mucho, igual que yo, y dejar de pensar por un rato no está mal...
A medida que ella decía todo eso, él inclinaba la cabeza a un costado, con un brillo en sus ojos oscuros que no lograba descifrar, si lo hubiera hecho, habría notado que la miraba con ternura, porque eso despertaba en él sin hacer algo específico.
ESTÁS LEYENDO
Una luna de miel con mi jefe┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceHay ciertos temores que pueden tener las novias en su día de bodas, y para Ana el peor se ha vuelto realidad: su novio la ha dejado plantada en el altar con un salón lleno de murmullos y cotilleos. Para su sorpresa, apareció en su rescate su jefe, C...