El restaurante del hotel sufría un cambio drástico para la cena: durante el día, las mesas tienen manteles de lino blanco y una canasta de frutas frescas como atracción principal, y una sombrilla para protegerlos del sol, por la noche quitaban esas sombras y cambiaban la decoración con flores y velas, montones de ellas, Ana suponía que era para romantizar el ambiente... y tenía razón, parejas y turistas que iban solos o acompañados se vistieron acorde a ese ambiente esplendoroso y romántico.
-¿Jefe Cho?-lo llamó, sabía que estaba detrás de ella, contemplando la vista desde lo alto de las escaleras que los ayudaban a descender hasta el exterior del restaurante.
Él avanzó un paso, notó su palidez y su dificultad para respirar, aún así forzó una sonrisa para disimular que no estaba a punto de ceder al pánico.
-¿Pe... pensó en otros nombres para Chuchu?-preguntó, si lograba enfocarse en esa conversación y no en el hecho de que veía a Deok-ha y a su nueva novia en cada pareja del lugar, quizás podría salir airosa de esa noche.
Sang-Tae hizo algo que no esperaba: pasó su mano y luego el brazo alrededor del suyo, parecía el típico gesto caballeroso para ayudarla a bajar por las escaleras, pero sintió otras intenciones, era como si quisiera recordarle de manera más eficiente que él estaba ahí esa noche, y que sería el apoyo emocional que más necesitaba.
-Unos cuantos, la verdad.-dijo, y ambos comenzaron a descender con cuidado.-ya eliminó al panteón griego de la lista pero...hay muchos otros panteones con nombres que se pueden considerar dignos para su bestia peluda...
Aunque podían pasar desapercibidos para algunas parejas, otras prestaron atención a esta en particular que caminaban tomados del brazo, hablando en un idioma que no era inglés, y que parecía ser algo bastante entretenido, porque Alex tuvo que ponerse de pie y agitar ambas manos para que le prestaran atención.
-¡Choo! ¡Heeey, matrimonio Cho, por aquí!
Ana sólo miró con curiosidad a la pequeña mujer con un elegante vestido negro que agitaba los brazos con entusiasmo en una de las mesas del restaurante, se aferró al brazo del jefe Cho, ahora sí que se sentía sapo de otro pozo, eligió ropa informal para le cena, quizás demasiado informal, un par jeans descoloridos y una blusa rosa oversize constrastaba mucho con la elegancia de todas las mujeres presentes. A pesar de eso, ya estaba ahí, así que avanzó y desenredó el brazo que estaba alrededor del jefe Cho para saludar a Alex y su familia con una sonrisa, Steve no cargaba a Izzy en su fular, sino que estaba sentada en su muslo, con un vestidito negro con lunares blancos, para combinar con la elegancia su mamá, lo que le pareció muy adorable.
-No se quedará mucho.-explicó Alex con una sonrisa nerviosa, mientras Ana y Sang-Tae se sentaban frente a ellos-me refiero a Izzy, sólo nos acompaña hasta que mi suegra venga a buscarla...
Ana esbozó una sonrisa amable, aunque sólo interactuó con Alex menos de una hora, parecía la clase de persona que no quería importunar a otras con la presencia de su bebé en medio de una cena de adultos.
-Por mí no hay problema.-dijo con una sonrisa amable y sincera.
-Para mí sí. ¿Quién trae a su bebé a su luna de miel?
Todos voltearon a ver a la dueña de esa voz, Ana tardó unos segundos en reconocerla... pero cuando lo hizo, fue consciente de dos cosas: la primera, ahora se sentía como un sapo leproso de otro pozo, y lo segundo es que toda su presencia gritaba que todos los hombres podían estar a sus pies con un solo coqueto parpadeo.
-Una que no puede pagar una niñera por veinticuatro horas, Constance.-replicó Alex, forzó tanto la sonrisa que Ana pensó que se le rompería la cara por la tensión.
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Una luna de miel con mi jefe┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceHay ciertos temores que pueden tener las novias en su día de bodas, y para Ana el peor se ha vuelto realidad: su novio la ha dejado plantada en el altar con un salón lleno de murmullos y cotilleos. Para su sorpresa, apareció en su rescate su jefe, C...