𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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- Su falta de empatía se debe al trastorno de personalidad antisocial.

Ixan pensaba en sus antiguas sesiones con la psicóloga. La reacción de Leyah le hizo retornar a esos tiempos. Hasta que llamaron a la puerta.

- La hemos encontrado, señor.

- ¿Encontrar a quién? -cuestionó Leyah.

- A tu madre.

- ¿Mi madre? -preguntó confusa.

- La busqué por ti. ¿No querías verla?

- ¿Crees que con eso olvidaré que eres un psicópata?

Esa palabra.

- No me llames así.

- ¿Cómo? ¿Psicópata?

- ¡No soy un psicópata! -Leyah retrocedió por instinto-. Lo siento. No quería gritarte.

- Es tu naturaleza -Ixan tensó la mandíbula y miró hacia la puerta, en dónde esperaba todavía su subordinado.

- Él te llevará con tu madre -Leyah cruzó el umbral, sin permitir que Ixan terminara sus palabras-. Leyah. Puedes verla, pero no irte con ella.

- ¿Qué significa eso?

- Te lo diré cuando vuelvas - regresó a la habitación.

- ¿Sabes qué significa eso? -interrogó al hombre que iba a su lado

- No tenemos permitido hablar con la mujer del jefe. Ni brindar datos a los sujetos de prueba.

Pero no escuchó lo segundo.

- ¿Mujer del jefe? ¿Ixan dijo eso? -el hombre asintió con incomodidad. Leyah se detuvo y giró, pero el hombre la tomó del brazo-. Su madre espera.

Intentó de no perder los estribos en el camino.

- ¡Leyah! -su madre exclamó su nombre entre lágrimas y la abrazó con fuerza.

- Mamá.

- ¿Por qué desapareciste así? -Leyah se mantuvo en silencio-. No importa, solo vámonos a casa.

- Mamá... no volveré a casa.

- ¿Qué está sucediendo, Leyah? No puedo ayudarte si no lo sé -tomó a su madre de las manos para calmar los temblores.

- Son científicos, necesitan ayuda para sus experimentos y quieren reclutarme.

- ¿Eso has estado haciendo estos meses? -secó sus lágrimas.

- Estoy bien. Lamento no haberte contactado. Me tomaron de sorpresa esa vez, cuando... -no había nada-. Son muy dedicados en lo que hacen. No toleran las interrumpciones.

- No regresaste luego de ir al parque.

- El parque sí. Lo había olvidado.

- Leyah... estás tan pálida y delgada. Toma algo de sol.

- No se preocupe, señora. Planeo sacarla de este lugar por un tiempo -Leyah se tensó al oír la voz de Ixan.

- ¿Eres cercano a mi hija? -preguntó sonriendo.

- Soy Ixan. Novio de Leyah.

Aunque sintió náuseas, no lo contradijo.

- ¿Novio? -interrogó la madre de Leyah.

- Lo conocí aquí. Es uno de los científicos que te dije -Ixan la miró de reojo y sonrió ligeramente.

- Puede visitar a Leyah cuando quiera. Las dejaré a solas -se marchó con las manos en sus bolsillos.

- Es muy apuesto -Leyah asintió-. Parece un buen chico, estaré tranquila ahora.

Su madre se marchó y ella caminó de vuelta a la habitación. Pensaría que hacer.

Caníbales por elección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora