De una pared se desplegó una pantalla. Una voz robótica inició cuenta regresiva.
Kacey, asustada, se ocultó tras Leyah, quién observaba atentamente los números retroceder.
…3, 2, 1…
La cuenta regresiva llegó a cero e inmediatamente la sala sustituyó el color rojo, por la luz blanca habitual.
Habían murmullos y unas cuantas personas gritaban.
La voz computarizada irrumpió nuevamente, dejando en silencio al gentío.
Bienvenidos al Proyecto de Aptitudes de Sobrevivencia.
Analizamos las conductas humanas a través de esta simulación.
Nuestra meta, es que activen sus instintos ante situaciones extremas.
Kacey arrugaba con su pequeño puño la ropa de Leyah. Temblaba, aunque no entendía ni la mitad de las palabras.
Nos veremos obligados a interferir si no inician con el simulacro.
Eso fue lo último que mencionó la voz, antes de que la pantalla volviera a insertarse en la pared.
Leyah, despegó sus ojos de la pantalla, un cuarto de hora después que Ixan, o al menos eso le pareció a él, ya que Leyah parecía no prestarle atención a sus palabras.
Leyah observaba la pared. Algo similar habían hecho con la plataforma.
Caminó hasta tocarla, pero solo sintió el liso metal. Ni huella de líneas o compartimentos. Fue hasta entonces, que la voz de Ixan llegó a sus oídos.
— ¡Leyah!
Ella contempló a Kacey, al lado del joven. Por un momento había olvidado por completo la existencia de la niña.
La llevó hasta la esquina de la habitación y le colocó la chaqueta de cuero que yacía en el suelo, sobre los hombros.
— Quédate con Ziana, princesita —ella asintió, sin reproches. Ziana, quién se encontraba en el suelo, la miró sin gesticular palabra. Leyah se puso de pie y regresó con Ixan.
— Ya los oíste, Leyah, si no hacemos algo rápido, interferirán.
— ¿Por qué votas?
— Por tu hipótesis.
— Ixan, es una idea aterradora.
— No tienes que decírmelo. Pero es la única opción viable.
— ¿A eso llamas “viable”? —cuestionó Leyah, molesta— Ni deberías de tomarlo en cuenta.
— Hace dos días me hablabas de alimentarnos con carne humana y ¿ahora quieres invertir los papeles?
— ¡Lo pensé! ¡Es repugnante!
— ¿Entonces, por qué optas? ¿O piensas quedarte aquí hasta morir?
— Falta muy poco para eso —expresó Leyah irascible y se marchó hacia los cubículos.
→
Leyah repitió por horas, la discusión que había tenido con el joven. Se imaginaba una y otra vez, alimentándose de su misma especie. Le resultaba repulsivo y aterrador.
Observó al resto de las personas. La aflicción la invadió al ver, especialmente, a los niños y ancianos, dormir sobre el álgido suelo. Algunos tiritaban, otros, tuvieron algo de suerte en llevar atuendos abrigadores.
Sus ojos conectaron con los de Ixan. Negros y frívolos. Su piel lucía cada vez más pálida y había perdido peso.
— Leyah —susurró la niña débilmente.
— ¿Sí, princesita?
— ¿Dónde está mamá?
— Kacey… Nadie lo sabe. Esfuérzate en sobrevivir.
— Tengo… Hambre.
Leyah acarició el cabello de la niña y cerró los ojos para evitar las lágrimas.
En el tiempo en el que todos dormían, Leyah pensaba. Hacía frío, por lo que intuyó que era de madrugada.
Acomodó la chaqueta sobre la niña e intentó dormir. Tomaría la decisión correcta al despertar.
→
Leyah abrió los ojos. Kacey dormía sobre sus piernas. Su cuerpo estaba frígido.
— ¿Kacey, tienes frío? —no hubo respuesta. Así que dejó que durmiera.
Se puso de pie y caminó hacia Ixan, pero a medio camino, giró. Una extraña corazonada la invadió.
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Caníbales por elección
Mystery / Thriller¿Qué harías si despiertas en una habitación con 49 personas? Leyah no recuerda el como llegó a ese lugar. Era frío y sus paredes metálicas la hacían sentirse dentro de una jaula. La carencia de alimento hacía que el hambre se transformara en un ab...