Chromatic Love - Kookmin

Capitulo 16

— Hola...

— Cuánto tiempo...

— ¿Entonces qué hacían?

— Discutiendo... Ya te dije.

— No me lo creo.

— Cuando volví por la mañana del sábado, tenía muchas llamadas y mensajes suyos. Me dormí sin siquiera quitarme la ropa y él fue a buscarme. Desde que somos novios, siempre tratamos de pasar el fin de semana juntos. Y pues... Ya sabes que me gusta hacerlo a escondidas. Sin embargo, después de haber estado contigo... No tenía ganas de follar, estaba complacido.

— Y esperas que me crea eso...

— No me importa si lo crees o no. Es la verdad. Amo a Min-gyu pero el sexo contigo es...

— Vale, ya entendí. No hace falta que expliques nada más.

— ¿No querías hablar de esto?

— De hecho no.

— ¿Entonces?

— ¿Recuerdas a la persona con quién chateaba Yoongi?

— ¿Leader end?

— Ese mismo cabrón o cabrona... Me envió la solicitud al Facebook.

— No puede ser, ¿y dijo algo?

— Sabe que hackeé la cuenta de Yoongi, y eso no es lo peor. Estudia en nuestra universidad y va a todas mis jodidas clases. Nos conoce a todos nosotros.

— Dios mío, Jungkook. Se me ha erizado toda la piel.

— Debemos averiguar quién demonios es. Le pregunté por su nombre o al menos por los nombres de los otros tres y solo dijo que "esa información me pondría en peligro".

— Maldición... ¿Y ahora?

— Tenemos que estar muy atentos. Además, tenemos una amenaza encima. Cuándo todo va tan tranquilo es por algo.

— Lo sé... — silencio — Oh, ya llegaron mis padres, Kook. Debo colgar.

— Vale. No iré a la universidad mañana. Tengo que ir a surtir materiales y después irme al estudio.

— ¿O sea que no te veré? — se escuchó decepción en su voz.

— A menos que también quieras faltar y me acompañes.

— ¡Sí! — chilló del otro lado del teléfono — ¿Dónde nos vemos?

— Pasaré por ti en un taxi... Tipo dos de la tarde, ¿te parece bien?

— Sí. Es perfecto... Te esperaré.

— Descansa.

— Tú igual.

La llamada finalizó y Jimin se quedó con las mejillas ardiendo. Jungkook le gustaba demasiado y eso lo hacía sentir culpable, porque era algo que no podía controlar aunque quisiera. Su teléfono volvió a sonar y contestó sin mirar, manteniendo ese tono dulce y esa sonrisa tonta — Hola...

— Estoy afuera de tu casa.

Se sentó de golpe — Min-gyu, mis padres están aquí y es tarde.

— Quiero hablar. ¿Puedo al menos subir por la ventana?

El rubio se asomó y claramente se veía la enorme camioneta afuera. Puso los ojos en blanco — Ya voy.

Calzó sus pies y bajó. Escuchó unos pequeños choques y gemidos provenientes de la habitación de sus padres y gesticuló con asco.