Al parecer, el tiempo se detenía cuando estaban juntos. Se encerraban en una burbuja dónde solo existían sus cuerpos y lo demás, dejaba de existir.
— Tengo qué contarte algo... — suspiró, sentado en las piernas de Jungkook mientras este fumaba en la entrada del estudio. La lluvia había menguado pero aún seguía haciendo frío.
— Dime — besó su hombro y se acomodó tratando de no lastimar ningún tatuaje.
— Estoy castigado — soltó con fastidio.
— ¿Por qué?
— Larga historia. Pero no tengo permiso de salir, ni recibir visitas ni nada... Tambien, el idiota de mi padrastro me llevará y recogerá todos los días.
— No me digas eso...
— Sí — lloriqueó y sacó su billetera, con cuidado — por cierto ¿Cuánto te debo de los tatuajes?
El mayor negó y le volvió a meter la billetera en el bolso — Ya me pagaste.
Jimin se rió — Por Dios, era en serio.
— Sí, lo era.
— Solo... No lo hagas con más clientes.
— ¿Te podría celoso?
Lo miró con seriedad — Mucho — Jungkook solo asintió sin decir nada — ya me tengo que ir. Si mis padres se dan cuenta que no estoy...
— Pediré un taxi para ti — le dió un beso — no quiero que tengas problemas.
— Muy tarde.
El auto llegó y el rubio se fue después de varias indicaciones de como cuidar sus tatuajes y unas rondas de besos fogosos. El pelinegro debía quedarse hasta las seis de la mañana. Sino, lo habría acompañado.
Jimin llegó y subió por el árbol hasta su ventana, por suerte todo seguía igual. La cerró y entró a darse una ducha.
Siempre sin soltar la sonrisa tonta que tenía en sus labios.
Día cincuenta y seis
Se cruzó de brazos mientras Haesun lo llevaba a la universidad. Tenía sueño, malhumor. Le dolía el culo y tener que ir a clases lo hacía aún peor. Lo único bueno: ver a Jungkook. Desventajas: Min-gyu, que seguramente también estaría por ahí.
Desde el día de ayer, lo había llamado aproximadamente cincuenta veces, logrando que el rubio bloqueara su contacto. Sabía que al llegar a la universidad, este lo emboscaría.
— ¿A qué hora sales?
— Seis y media — agregó media hora más.
— A las seis estoy aquí.
Inhaló aire por la nariz largo y brusco, poniendo los ojos en blanco. Se bajó y caminó hasta la entrada, encontrándose a Taemin y Hobi. Lo saludaron miraron hacia el frente con una tremenda sonrisa.
Para Jimin, fue curioso e imitó su acción, volteando a ver lo que ellos veían. Y vaya que le gustó...
Jungkook llegaba en una motocicleta negra. Se quitó el casco y lo colocó encima. Bajándose con total destreza.
¿Esa era la sorpresa que le tenía?
Definitivamente, las piernas le temblaron. Si antes era caliente, ahora lo era aún más.
— Creo que le está yendo muy bien. Dicen que el dueño de ese estudio es uno de los más ricos de la zona — comentó Taemin.
Los ojos del rubio conectaron con los del mayor, quien caminaba hacia ellos, pasando sus manos de forma desordenada por su cabello.
— Buen día — saludó a todos pero solo miró a Jimin. Este, quería decir tanto pero no podía.
— ¿Es tuya? — preguntó Hobi.
Jungkook miró su moto y sonrió — Mi jefe me la dió hoy en la mañana. Está muy contento con mi trabajo y la puedo pagar de a poco. No es un regalo tampoco... Sin embargo, estoy jodidamente feliz de tenerla. Siempre había querido una.
— Ahora solo falta un buen culo para que vaya contigo atrás — comentó Taemin.
Los amantes se miraron en complicidad.
— Yo estoy feliz por ti — se atrevió a decir el más bajito de todos.
— Gracias — le quería comer la boca.
— Jimin... ¿Podemos hablar? — Min-gyu se acercó y le habló. El rostro del rubio cambió y de eso se percató Jeon.
— No quiero — respondió, dando la vuelta para entrar.
Los otros cuatro se quedaron ahí, viéndolo alejarse — ¿Están peleados? — fue Taemin quien preguntó.
— Estaremos bien — respondió yendo detrás de él. Jungkook hizo ademán de seguirlo pero Hobi lo detuvo.
— No podemos intervenir.
— ¿Y sí le hace algo malo?
— No es nuestro jodido problema. Son novios.
Verdad... Eran novios o al menos, Jeon no sabía que Jimin había terminado con él, aún.
El timbre sonó y las clases comenzaron. Los amantes no coincidieron en ninguna materia ese día. Pero hicieron lo posible por verse aunque sea un minuto en el árbol.
Jungkook sacó el cigarrillo y lo encendió con la esperanza de verlo y así fue. Se acercó y lo saludó.
— Hola.
— Qué jodido es esto — se quejó.
— Lo sé... Pero — miró hacia atrás — terminé con él.
Los ojos del mayor se abrieron de asombro — ¿Qué?
— Fue ayer, pero como era tan reciente, no te lo conté. Sin embargo, sigue insistiendo.
— Si me das permiso yo...
— No, no quiero que todo se ponga más incómodo. Es mejor que tú no te veas involucrado. Agradezco que quieras cuidarme.
— Si te llega a hacer o decir...
— Conozco a Min-gyu. No es una persona agresiva, solo... Está desesperado.
— ¿Y tú cómo te sientes?
— Me siento raro...
— Lo entiendo — dió una calada.
— Me encanta tu motocicleta, felicidades... Estoy muy orgulloso de ti — dijo, genuinamente.
Sonrió — Gracias, bebé... Quería irte a buscar en tu casa... Pero ese maldito castigo.
Exhaló frustrado — No me digas eso que es aún más difícil — puchereó y su teléfono empezó a sonar. Puso los ojos en blanco — ya llegó por mí.
Jungkook asintió — Vale. Pórtate bien para que te descastiguen pronto.
Se rieron.
Ambos morían por besarse. Pero no podían. Al menos no por ahora.
Así pasaron tres días más. En los que Min-gyu rogó en cada instante, volver y Jimin lo rechazó. Tres días en los que tampoco pudo pasar tiempo a solas con el pelinegro y cada ves se volvía más difícil estar lejos de él.
Parecía un especie de obsesión...
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Oigan, qué verga pasó y pq me siguieron casi 100 personas en medio día? Tengo miedo. A dónde fueron a poner mi link oke?
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Chromatic Love - Kookmin
Fiksi PenggemarLa muerte también puede unirte a personas a las que jamás esperas. La tentación y el pecado puede nublar tu juicio mientras intentas descifrar la verdad. Un incidente lleno de colores se puede tornar gris cuando la vida se despide. Y con ello, una s...