¹⁵ 'ɴɪɴᴇᴛᴇᴇɴ'

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¡CAPITULO LARGO!

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Laray no quería salir de su habitación. Sus ojos pesaban por la mala noche que tuvo. Sus piernas y vientre dolían por todo lo sucedido el día de ayer, sumando que estaba indispuesta.

Suspiró, estirando su brazo hacía su mesita de noche para agarrar su celular y desenchufarlo del cargador. La pantalla se iluminó, dejando ver la fecha y la hora, generando una opresión en su pecho.

Ese día se cumplirían cuatro años desde la muerte de sus abuelos y ese día, su hermano mayor cumpliría años. Todo había sucedido en el mismo día.

Escucho que tocaban su puerta dos veces. Supo de inmediato quién era y murmuró un adelante lo suficientemente alto para que la persona escuche.

— Smith. — Lee pasó a su habitación, empujando con suavidad la puerta de la habitación de la rubia.

Lee hizo una mueca al verla aún acostada. Todos sabían lo difícil que era este día para la rubia así que por eso mismo trataban de no molestarla y dejarle su espacio. También, se habían enterado que la chica había entrado en sus días, por lo que suponían que al tener todas las emociones juntas, su ánimo no sería nada bueno.

— ¿Cómo estás?

No obtuvo respuesta, lo que hizo al menor suspirar. Sabía que las cosas no serían fáciles.

— Dice la tía Kathe que bajes a desayunar. — Informó, caminando con pasos lentos hacia ella y sentándose a los pies de la cama.

La chica negó, sin despegar su mirada de la ventana.

— Ley, no puedes saltarte el desayuno, menos si estás indispuesta. — Laray se mantuvo en silenció un rato, como si lo estuviera pensando pero al final volvió a negar.—  Lay...

— ¿Puedes preguntarle a Kath si puedo faltar hoy?

Lee suspiró al tener esa única oración por parte de su mejor amiga. Asintió y se puso de pie con una presión en su pecho al verla así.

— Sabes que cualquier cosa puedes hablarme. Yo siempre voy a escucharte.

Fue lo que dijo antes de salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de él, empezando a bajar las escaleras para ir a la cocina donde todos estaban desayunando en silencio.

Aquellas fechas parecían afectarles a ellos también. Era levantarse y saber que aquella fecha la rubia no iba a tener su característica sonrisa. Eso a los Walter les aterraba.

— Tía Kath. — Llamó el menor de los García a la pelirroja, consiguiendo toda la atención de los demás— Lay pregunta si puede faltar hoy.

La pelirroja hizo una mueca lastimera por sus palabras, sintiendo una pequeña opresión en su pecho ante eso. Siempre que llegaban esas fechas, todos sabían que la rubia lo único que quería era estar sola.

— Claro, pero que baje a desayunar. Le hará muy mal en su estado.

Lee hizo una mueca, rascando su nuca al sentir las miradas preocupadas de todos cuando notaron que posiblemente, la rubia no iba a querer desayunar aquel día.

— No quiere. Le he dicho que baje pero no quiere. — Lee bajó su cabeza luego de decir aquello.— Está acostada aún.

Isaac negó con un dolorcito en su pecho que se instalaba en él cada vez que la rubia no se sentía bien. Se levantó de su asiento y se encaminó hasta las escaleras, siendo seguido por las miradas de sus hermanos que parecía que contenían sonrisas dentro.

𝐌𝐘 𝐋𝐀𝐃𝐘 | Isaac García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora