²⁶ ɪsᴀᴀᴄ's ʙɪʀᴛʜᴅᴀʏ

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Una noche, minutos antes de que sean las doce para que sea oficialmente el cumpleaños del chico que ese día, se encontraba ausente en la casa.

Laray se encontraba mirando en el espejo de manera atenta como le quedaba aquel lindo vestido que le llegaba hasta un poco arriba de los muslos.

La verdad, no se encontraba muy bien como para festejar una fiesta pero no había nada que pudiera hacer. Ante la ausencia del próximo cumpleañero en la casa ya que estaba con su mejor amigo, sentía un apretón todo el tiempo en su pecho.

Ahora mismo, todos se encontraban preparándose en sus respectivos cuartos para la noche luego de haber estado preparando todo para la fiesta.

Ella había elegido un vestido rosa pálido plateado y brillante con escote y una falda que iba desde arriba en la zona de su muslo hasta la rodilla de su otra pierna. También decidió ondear su cabello rubio, agradeciendo que aquel día estuviera bien y se maquilló de manera suave pero llamativa junto a unas botas blancas.

Suspiró y arregló por décima vez su cadenita elegida para esa noche. Estaba muy nerviosa de manera que sentía sus piernas temblar.

— Lay, ¿Ya estás lista? — Escuchó la voz de Lee, su mejor amigo, por detrás de la puerta.

— ¿Puedes entrar, por favor?

Al instante en que terminó de pregunta, la puerta se abrió y Lee ingresó a la habitación de las chicas para luego quedarse en la puerta al ver a la chica. Su boca se abrió en una perfecta "O" para luego sonreír y asentir.

— Hay veces en las que entiendo a Isaac. — Confesó, haciendo reír a la rubia± Me gusta como te ves. Mi hermano va a caer de rodillas y se le va a olvidar el enojo que tiene.

La mención de aquello hizo que Laray bajara la mirada a sus manos, nerviosa. Lee al verla así negó con la cabeza y se acercó, cerrando la puerta detrás de él. La rubia supo sus intenciones y suspiró, dejándose abrazar por su mejor amigo.

El castaño acarició los largos cabellos de Laray en un intento efectivo de calmarle los nervios. Todos en la casa sabían que algo había ocurrido entre la pareja ya que Isaac, aquél día, se fue sin siquiera despedirse de su chica favorita, pero ninguno se atrevió a preguntar y dejaron que el río se calmara.

Al igual que las cosas entre Cole y Alex.

De solo pensar en ellos la rubia se sentía mucho peor. Ella los amaba con todo su corazón y odiaba verlos así de alejados el uno del otro. No recordaba cuando fue la última vez que los vio abrazados como los hermanos que eran.

Sí, antes de Paige ellos eran inseparables.

— Vamos abajo. — Dijo Lay, separándose de su amigo.

— Sí. — Asintió Lee— Rose ya está por llegar.

— Ah, claro... — Lay dijo en tono burlesco mientras agarraba su celular— Tu novia.

Las mejillas de Lee se apoderaron de un rojo a la vez que salía de la habitación de la rubia lo más rápido que podía, escuchando la risa de la contraria.

Al momento de bajar, no pudo evitar sonreír al ver a todos los chicos como también Parker, Benny y Jackie, esperándola en la orilla de la escalera. Ellos siempre hicieron eso incluso antes de convertirse en una más. Negó con la cabeza y bajó con delicadeza para no caerse, siendo recibida por el brazo derecho de Cole mientras escuchaba como los demás la halagaban.

— Vamos, señorita. — Habló Cole con un tono de voz grueso para hacerla reír.

— Te ves hermosa, Laralita. — Parker sonrió y junto a su hermano menor se acercó a abrazarla por las piernas.

𝐌𝐘 𝐋𝐀𝐃𝐘 | Isaac García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora