²⁵ ɪᴛ's ᴀʟʟ ɢᴏᴏᴅ ɴᴏᴡ?

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Nate volvería a casa.

Laray esparció el corrector por debajo de sus ojos con una esponja húmeda, disimulando las ojeras que provocaron la noche sin dormir muy bien. El hecho de saber que no tendría a Nate saludándola como todas las mañanas una sola vez, la había hecho sentir vulnerable y débil por unas horas hasta que estuvo en los brazos de Isaac, quién estaba jugando con los chicos en la sala.

Ella recién había salido de su ducha, la cuál pudo relajar su cuerpo y sus malos pensamientos. Por suerte, Nate volvería esa misma tarde a la casa así que todos estaban contentos y relajados por la noticia.

Se colocó su buzo color blanco que tenía un gran diseño de pato en la espalda, y se acostó en su cama, estirándose a su mesita de noche para agarrar sus auriculares. Puso play a una de las playlist que los Walter le habían hecho y cerró sus ojos buscando tranquilidad en aquellas melodías.

La canción Brother se reproducía a través de los pequeños aparatos que estaban en sus orejas. Era una de sus canciones más especiales ya que se la había dedicado a Cole.

Cole...

La situación con Cole no había mejorado en nada. Si bien se hablaban por ciertas cosas, no lograban mantener una conversación cómoda como antes. A Laray le dolía de sobre manera cuando conectaba miradas con el rubio y la desviaban al mismo tiempo. Ella odiaba estar peleada con alguno de ellos.

Había pasado tiempo desde sus peleas con los Walter, tiempo de las palabras hirientes, y que hayan vuelto aunque sea de una sola persona, hizo un revoltijo en su ser.

Escuchó que tocaban la puerta, por lo que suspiró y bajó los auriculares hacía su cuello para ver quién entraba. Laray no pudo reprimir su sonrisa cuando vió a Isaac cerrar la puerta una vez que estuvo dentro de su habitación.

Los ojos café del más alto fueron al rostro de su rubia, sintiendo su corazón acelerarse cuando notó la forma en la que los ojos de Laray brillaban ante su presencia.

— ¿Está todo bien? — Preguntó el pelinegro, acercándose a la cama de la chica para sentarse.

Lay asintió, sin borrar su pequeña sonrisa y acomodándose sobre su cama para que Isaac este más cómodo.

— Tu hermano me ganó en el juego. — Dijo, para luego escuchar la risa divertida de Laray.

— ¿Derrotaron al inigualable Isaac Garcia? — Se burló.

— Sí, y nadie mas y menos que el hermano de su... — El pelinegro dejó la frase a la mitad al darse cuenta de lo que iba a decir.

Laray sonrió sin poder evitarlo. — ¿Su qué?

— ¿Su qué? ¿Quién dijo su qué? — Laray carcajeó al notar sus nervios por sus palabras.— Estás alucinando, Smith.

— No estoy alucinando nada.

— Mhn, ¿Segura? A ver, déjame comprobar. — El chico tocó la frente de la adolescente, causando que ella ria más.— Si, tienes fiebre. Estás alucinando.

— Di lo que quieras, García. — Dijo con diversión— Sé muy bien lo que escuché.

El chico García suspiró luego de haber esbozado una pequeña sonrisa, llevando su mano al tobillo de la chica y dando un leve masaje ahí.

Smith repasó su expresión con un poco de duda. 

— ¿Pasa algo?

Los ojos café del mayor se encontraron con los suyos; preocupación había en ellos. La rubia frunció el ceño y tomó su teléfono, dejándolo boca abajo sobre la cama para luego sacar las mantas de una esquina de su cama, dándole espacio para que se acueste junto a ella.

𝐌𝐘 𝐋𝐀𝐃𝐘 | Isaac García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora