𝙤𝙗𝙨𝙚𝙨𝙨𝙚𝙙 |𝘢 𝘞𝘢𝘭𝘬𝘦𝘳 𝘚𝘤𝘰𝘣𝘦𝘭𝘭 𝘍𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤|

𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐.

Walker caminaba por los pasillos con el corazón latiendo rápidamente solo de pensar en lo que quería hacer. Sus pasos acelerados buscaban a Violet, anhelando verla una vez más.

Después de considerarlo durante varias horas durante las clases, decidió que era el momento adecuado para intentar de nuevo con Violet. Según las señales, parecía que ella también quería lo mismo.

Así que se armó de valor y comenzó a preguntar por ella en todas partes. Siempre recibía la misma respuesta: su casillero. Entonces, se dirigió hacia allí en busca de su amada.

Y allí estaba ella, mirándola desde la distancia mientras esperaba a recoger unas libretas. Su expresión era seria, como si estuviera pensando profundamente mientras se concentraba en lo que estaba haciendo. Y como si la hubiera llamado, ella giró la cabeza en su dirección, encontrándolo al instante.

El cuerpo de Violet se tensó, pero a la vez dio un respingo, cerrando su casillero y girándose para alejarse. Había sido tan obvia que Walker se había dado cuenta de sus intenciones. Y allí estaba ella, huyendo de él.

Pero Walker Scobell no se quedaba de brazos cruzados tan fácilmente.

Así que fue tras ella.

Corrió por el pasillo mientras Violet miraba hacia atrás para ver qué tan lejos estaba de él. Pero era demasiado tarde, porque el cuerpo de rubio se interpuso en su camino, deteniendo su escape.

Ambos fruncieron el ceño, y Violet intentó rodearlo, pero Walker seguía a su lado, obstruyendo su paso para que no pudiera avanzar.

—Puedes moverte, tengo que irme —dijo Violet, incapaz de mirar a Walker a los ojos, esos ojos que amaba profundamente pero que no le pertenecían.

Walker soltó un suspiro largo y frustrante que gritaba todas sus intenciones.

—¿En serio? ¿Vas a irte así sin más? Otra vez —dijo Walker, aún frente al cuerpo de Violet, quien mantenía su mirada fija en el suelo. —Violet, por favor, mírame.

—Walker, no vamos a hacer esto frente a toda la escuela —susurró Violet, levantando la cabeza pero evitando mirar directamente al chico frente a ella.

Aunque en cierto modo Violet estaba diciendo la verdad al querer evitar cualquier escena embarazosa frente a toda la escuela, en realidad, gran parte de su deseo de apartarse de Walker se debía a su deseo de dejar de sentir lo que sentía por él lo más pronto posible. Quería alejarse de ese amor no correspondido que le causaba tanto dolor.

Antes de que Violet pudiera reaccionar, Walker la había tomado de la muñeca y la estaba arrastrando por los pasillos. Ella intentó liberarse de su agarre, exigiendo que la soltara.

—Walker Scobell, suéltame —exclamó la pelirroja, mientras era arrastrada hacia un lugar desconocido por el rubio.

Walker ignoró por completo la petición de Violet y continuó su camino determinado. Finalmente, los dos se encontraron dentro del armario del conserje, un lugar oscuro y estrecho.

El corazón de Violet latía con fuerza mientras se encontraba atrapada en ese pequeño espacio con Walker. La tensión entre ellos era palpable, y el ambiente se llenó de una mezcla de emociones confusas.

Violet miró a su alrededor, tratando de encontrar una salida, pero se dio cuenta de que estaba atrapada. La oscuridad del armario solo aumentaba su ansiedad, y sus pensamientos se agolpaban en su mente.

Walker, por otro lado, parecía decidido y lleno de determinación. Su mirada estaba fija en Violet, como si quisiera leer sus pensamientos y emociones más profundas.

—Violet, necesitamos hablar —dijo Walker con voz firme pero cargada de emoción. Su agarre en la muñeca de Violet se aflojó un poco, pero aún la mantenía cerca.

—Walker, no sé si esto es una buena idea —susurró Violet, su voz temblorosa. A pesar de su resistencia inicial, una pequeña parte de ella anhelaba tener lo que Walker quería darle.

Ambos se miraron a los ojos, el silencio llenando el espacio entre ellos. En ese momento, el mundo exterior parecía desvanecerse, y solo existían ellos dos, enfrentando la intensidad de sus emociones.

El destino los había llevado a ese pequeño y oscuro rincón, y ahora era el momento de confrontar sus sentimientos y tomar decisiones difíciles.

El siguiente paso estaba en sus manos, y solo ellos podían decidir si seguirían adelante juntos o si era hora de dejar ir lo que nunca podría ser.