𝙤𝙗𝙨𝙚𝙨𝙨𝙚𝙙 |𝘢 𝘞𝘢𝘭𝘬𝘦𝘳 𝘚𝘤𝘰𝘣𝘦𝘭𝘭 𝘍𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤|

𝑪𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐.

Violet iba a toda prisa por los pasillos junto a Deena. Todos estaban vacíos, y esa era la misma razón por la que iban a toda prisa. Los alumnos de segundo año estaban en la sala de audiovisual teniendo una presentación importante.

Y los otros grupos estaban tomando clases, pero parecía que todos estaban dentro de sus aulas, como si el universo supiera que era el momento menos conveniente para dejar a Violet y Deena en el pasillo a la vista.

Ambas habían decidido entrar un poco más tarde de lo normal a la su clase, y cuando se tomaron la molestia de hacerlo, no había nadie, y Violet había recordado la reunión.

Jamás se le habían pasado detalles como esos, estaba demasiado fuera de lo común, tan distraída.

Cruzaron toda la escuela hasta llegar a la sala.

Se quedaron unos minutos afuera, pensando en cómo infiltrarse en la sala sin ser descubiertas, o peor aún, sin que las reportaran en el intento. Dentro estaba la profesora más estricta de todas, impartiendo una presentación "que definirá su futuro" según la señorita Anderson. Aunque solo era importante para ella, ya que estaba obsesionada con su propia materia.

Violet llevaba los últimos cinco minutos que habían estado ahí en la puerta quejándose con Deena de haberse ido en lugar de ir a clase. Estaba molesta y asustada.

Ella nunca se saltaba clases, nunca faltaba, en su vida había faltado a una clase.

Deena la tomó de los hombros y le dio una sacudida.

—Cálmate, carajo, ya pensaremos en algo —exclamó Deena en voz baja. Buscó alrededor del pasillo y arrastró un banco que seguramente el conserje había dejado por ahí.

En la sala, en la parte de arriba, había unas pequeñas ventanas, demasiado altas, pero no tanto una vez que se subieran al banquillo.

Deena fue la primera en treparse y se sostuvo del borde de las ventanas de puntillas, observando la sala.

—Las luces están encendidas, va a ser difícil entrar, nos van a ver —dijo Deena.

—¿Qué? —respondió Violet con el terror en la voz. Se subió al banquillo junto a Deena y, al igual que ella, examinó la habitación.

Recorriendo cada asiento con la mirada, los únicos dos disponibles estaban ahí, donde debían estar ellas.

—Maldita sea —dijo Violet entre dientes.

Deena la miró desconcertada, jamás la había escuchado maldecir.

Violet miró con atención la habitación, esos dos asientos libres. Si la profesora ya se había dado cuenta, estaba muerta. Y si no, pronto lo estaría.

Justo detrás de esos dos asientos estaba Walker, mirando los dos lugares vacíos.

Violet estaba celosa. Él se había salvado, y después de todos esos años de rivalidad, la primera en sacar esa mala nota sería ella.

Y como por arte de magia, sus miradas se cruzaron. Desde ese pequeño orificio donde Violet estaba asomándose, Walker la había encontrado.

Violet se soltó y se dejó caer de pie en el banco. No entendía cómo seguía teniendo esas reacciones.

—¿Estás bien? —le preguntó Deena.

—Todo bien —Violet lo dejó pasar y volvió a subirse.

Pero esta vez Walker ya no estaba sentado. Ahora estaba de pie, todos lo estaban viendo y parecía estar diciéndole algo a la señorita Anderson.

¿Las delató? ¿Sería tan cruel como para delatarlas después de todo? Violet se aferró al borde de la ventana, con la esperanza de que no la viera de nuevo. La escena se veía borrosa, solo podía ver la figura imponente de la señorita Anderson, que ahora parecía estar enfrascada en una conversación con Walker. ¿Qué estaban diciendo? ¿Por qué no se sentaba?