𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞.

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El auto de Charlie entró en el estacionamiento de la escuela con una velocidad que no era precisamente la más recomendada. Al encontrar un lugar donde estacionarse, una muy furiosa Violet Jones bajó del auto, visiblemente molesta por algo que su insensible hermano mayor había dicho durante el camino a la escuela.

Con un portazo, Violet colgó su mochila al hombro y comenzó a caminar con pasos decididos hacia la entrada de la escuela. El camino estaba flanqueado por una acera de cemento gris agrietado y unas barras donde los estudiantes aparcaban sus bicicletas, sin importarles mucho si arrollaban a alguien en su camino.

Las puertas de la escuela eran dos pares gigantescos que se mantenían abiertos durante la hora de entrada. Los conserjes las cerraban durante las clases, y no se molestaban en volver a abrirlas de par en par durante la salida, bajo el pretexto de que "los jóvenes tienen manos para abrirlas".

Justo cuando Violet puso un pie en la acera, un chico en patineta se interpuso en su camino, obligándola a frenar en seco para evitar un accidente. Sin embargo, al mismo tiempo, el chico también frenó frente a ella, como si su intención siempre hubiera sido hacerla parar.

Con un hábil movimiento, Ned tenía la patineta en sus brazos, sonriéndole a la molesta Violet frente a él.

—Buenos días, rojita —saludó Ned Hafner con ese tono burlón y pícaro que formaba parte de su personalidad.

Violet se desconcertó. No solía hablar con tanta confianza con personas que apenas conocía. Habían interactuado pocas veces, como cuando cierto rubio se abalanzó sobre cierto idiota y ella tuvo que gritarle a Ned Hafner.

—¿Rojita? —preguntó Violet, ligeramente confundida. Miró hacia atrás para ver si Charlie la observaba, pero él ya estaba cruzando el estacionamiento, camino a encontrarse con sus amigos.

—Sí, por tu cabello —Ned se encogió de hombros—. Y también porque el día de la pelea estabas muy roja, estabas súper cabreada.

Violet tragó saliva, tomó la correa de su mochila y bajó la vista unos segundos, apenada. Abrió la boca para decir algo, pero parecía no estar muy segura. Finalmente, decidió hablar.

—Perdón si te grité aquel día, pero tenías que hacer algo, solo estabas ahí mirando —se disculpó, aunque su tono de voz parecía más bien acusatorio.

—No pasa nada, Violet Jones —Ned se encogió de hombros nuevamente, lo que llevó a Violet a preguntarse si era un tic, pero finalmente decidió que solo era un reflejo.

Violet esperó unos segundos para ver si algo más sucedía, pero cuando nada pasó, rodeó a Ned para entrar a la escuela por el portón del estacionamiento y comenzó a caminar por el pasillo. Ned, sin embargo, no se rindió tan fácilmente y aceleró el paso para alcanzarla.

Y entonces, de repente, comenzó a hablar, como si hubiera estado pensando bien lo que iba a decir.

—Y... ¿qué relación tienes con ese rubio agresivo?

—¿Walker? —preguntó Violet, ligeramente sorprendida.

—Walker :repitió Ned, confirmando que ese era el nombre del chico que se le había olvidado.

—Es mi compañero —respondió Violet, evitando la mirada de Ned—. Un compañero un poco cercano.

Ned asintió, aparentemente satisfecho con la respuesta. Abrió la boca para decir algo más, pero fue interrumpido por el ruido de los casilleros que se abrían y cerraban a su alrededor.

Fue entonces cuando Violet lo vio. Walker estaba en su casillero, pero no estaba solo. Junto a él estaba Blair, apoyada casualmente contra el casillero, riendo de algo que Walker había dicho. Violet sintió algo en su pecho, una sensación extraña que no podía identificar.

𝙤𝙗𝙨𝙚𝙨𝙨𝙚𝙙 |𝘢 𝘞𝘢𝘭𝘬𝘦𝘳 𝘚𝘤𝘰𝘣𝘦𝘭𝘭 𝘍𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora