𝙤𝙗𝙨𝙚𝙨𝙨𝙚𝙙 |𝘢 𝘞𝘢𝘭𝘬𝘦𝘳 𝘚𝘤𝘰𝘣𝘦𝘭𝘭 𝘍𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤|

𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

Violet y Deena terminaron de servir su comida de la cafetería, un par de manzanas, puré de papas y un filete de aspecto delicioso. Atravesaron la multitud de la cafetería y salieron al patio, buscando una de las mesas libres para sentarse, como solían hacerlo.

Encontraron un lugar en el centro del patio y tomaron asiento. Violet comenzó a comer su comida, pero Deena se quedó quieta en su lugar, pensando seriamente si debía preguntarle algo a Violet, algo que le causaba muchas sospechas. Sabía que Violet no sabía mentir, y sin importar lo que dijera, Deena descubriría la verdad.

—Violet, ¿paso algo entre tú y Walker? —preguntó Deena, rompiendo el silencio. Violet se atragantó con su comida al escuchar eso, y lentamente volteó a ver a Deena, con una expresión de sorpresa en su rostro. —Digo, ya casi no pareces hablar de lo que te duele o algo así. Hay algo muy raro cuando los dos están cerca, como si estuvieran ocultando algo.

Violet tragó saliva, sabía que Deena siempre sabía leer a las personas y si mentía, Deena descubriría la verdad. No había razón para seguir ocultando lo que había sucedido, aunque le avergonzara admitirlo.

—Walker y yo... pasó algo en la fiesta de Halloween, algo muy malo —los ojos de Deena se abrieron de par en par, frunciendo el ceño en confusión.

—¿Ustedes... hicieron algo? —dijo Deena, con dudas en su voz, sin poder creer lo que su mente estaba pensando.

—¡Dios, no! —reprendió Violet, cubriéndose la boca con ambas manos. Luego susurró, aún sobre sus manos. —Nos besamos.

El susurro de Violet fue casi inaudible, por lo que Deena se acercó más para escucharla claramente.

—¿Qué? —exclamó Deena, inquieta por saber la revelación de Violet.

—¡Nos besamos! — La voz de Violet se elevó involuntariamente y, al darse cuenta, se encogió en su asiento, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie hubiera escuchado.

La tensión en el aire era palpable mientras Deena procesaba la información. Violet se sintió vulnerable y avergonzada por haber admitido lo que había sucedido. Sabía que Deena estaba esperando una explicación, y la incertidumbre se apoderó de ellas mientras el silencio se extendía entre las dos amigas.

La mirada de Deena se llenó de sorpresa y preocupación al escuchar la confesión de Violet. Ambas amigas permanecieron en silencio, sumidas en sus propios pensamientos, mientras el viento frío del otoño soplaba a su alrededor.

De repente, un movimiento captó la atención de ambas. Ned, su compañero de castigo, se acercaba a paso ligero hacia la mesa donde estaban sentadas. Su cabello desordenado y su sonrisa amistosa le daban un aire despreocupado.

—¿Qué están tramando por aquí? —saludó Ned, tomando asiento junto a ellas sin esperar una respuesta. Parecía ajeno a la tensión que se había formado entre Violet y Deena.

Violet y Deena intercambiaron una mirada rápida, como si estuvieran comunicándose en silencio. Decidieron que era mejor dejar la conversación pendiente para después.

—Nada en particular, solo estábamos hablando sobre el nuevo proyecto de arte —respondió Deena, tratando de disimular la incomodidad en su voz.

Ned asintió, sin sospechar nada fuera de lo común.

El sospechoso silencio de Violet Jones no pasó desapercibido. Desde aquella vez que Violet mostró una actitud fuerte al gritarle, despertó cierta curiosidad en Ned. Sus ojos acusadores se encontraron con los de Deena, pero también con los de Violet.

—¿Y tú? ¿Cómo te fue con tus padres por el castigo? —le preguntó Ned directamente a Violet.

Violet corrigió a Ned de inmediato: —Fue mi mamá, no mis padres. Y no es la primera vez que me castigan —confesó la pelirroja.