22. San Valentín.

1.1K 114 21
                                    

Convencer a Ana de quedarse a ver una película había sido una tarea complicada para Dayana desde que habían conversado respecto a Sofía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Convencer a Ana de quedarse a ver una película había sido una tarea complicada para Dayana desde que habían conversado respecto a Sofía. Ana insistía en que todo estaba bien, pero la distancia que había tomado con su novia y el hecho de estar sentada a la otra orilla del sofá mientras miraban televisión decía otra cosa.

—Hola, chicas, ¿qué hacen por aquí? —saludo Eduardo, interrumpiendo los sentimientos de culpa de su hermana con un guiño dirigido a su novia.

Ana sonrió educadamente y devolvió el saludo, mientras Dayana miraba su hermano con molestia y advertencia.

—Estamos mirando una película. ¿Qué quieres? —preguntó, intentando desviar la atención de su novia.

—Oh, nada, solo venía a saludar. Pero ya que están tan… divertidas —dijo, notando la distancia poco común entre las chicas—. ¿Puedo unirme a ustedes?

—No, vete de aquí. —Por más decepcionada que estuviera de su novia, Ana no pudo evitar reír al escucharla.

—Queremos estar solas hoy, Ed. Tal vez otro día —respondió Ana, con un tono amable pero firme.

La expresión de Eduardo cambió ligeramente, mostrando un destello de decepción antes de asentir con resignación.

—Entiendo, no hay problema. —Dirigió su mirada a Ana—. Tal vez un día podríamos…

—A tu cuarto, Eduardo. —Dayana lazó uno de los cojines del sofá directo a la cara de su hermano, recibiendo una mirada molesta de este. Él miró a Ana, esperando una respuesta.

—Otro día —contestó, sonriendo amable. Eduardo sonrió satisfecho antes de retirarse.

—¿Otro día? ¿Planeas salir con mi hermano?

—No sé, ¿tú planeas enamorarte de tu increíble exnovia? —respondió con un tono pasivo-agresivo, que solo hizo a Dayana bajar la mirada y suspirar.

[~★~]

Dayana terminó de preparar todos para su cita y disculpa con Ana. Roberto le había prestado su casa, aprovechando que estaría sola ya que su madre saldría a festejar por San Valentín con su pareja, y la habían decorado con luces tenues, velas aromáticas y una comida especial que prepararon juntos.

—¿Crees que funcione? —preguntó la rubia, nerviosa.

—No lo sé —contestó Roberto después de terminar una llamada con la novia de su amiga, pidiéndole de emergencia que fuera a su casa.

—¿Crees que sí venga? Está tan molesta que ni siquiera me grita.

—Day, básicamente le hice creer que habías tenido un accidente, si no viene es porque no le importas nada.

—¿Me veo bien? No estoy segura de verme bien con esto. —Se puso de pie dejando ver su vestuario a su amigo.

—Sí, Day, te miras bien.

Cuando Dayana se enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora