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««𝐌𝐞 𝐝𝐚𝐛𝐚 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐚 𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬»»Habiamos venido con el Uruguayo a acompañarlo con un entrenador para que lo ayude en la rehabilitación de su tobillo, que literalmente parecía empeorar con el p...

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««𝐌𝐞 𝐝𝐚𝐛𝐚 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐚 𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬»»Habiamos venido con el Uruguayo a acompañarlo con un entrenador para que lo ayude en la rehabilitación de su tobillo, que literalmente parecía empeorar con el pasar de los días.

-Para mí te metió puro chamuyo.-Habla Danilo, mientras se sentaba en el respaldar del banquito,quedando yo entre sus piernas.Me endereze para que eso no sucediera.

-Dijo que venía a las tres.-Respondio mí hermano mirando hacia todos lados.-Maestro, ¿Me dice la hora?-Le pregunto a un hombre que pasaba por ahí.

-Las 2:59.-Le dijo este antes de seguir caminando.

-Bue, medio atrasado el viejo.-Hable yo.

La plaza estaba hermosa, los nenes chiquitos jugaban y se corrían entre ellos, haciendo que inevitablemente sonriera.-Esto te espera a vos.-Carlos me empujó levemente.-Ya que querés ser maestra jardinera.-Y si, desde toda mí vida tuve eso en mente, hasta el día de hoy todavía quiero serlo.

-¿Maestra Jardinera?-El uru pregunto con diversión y yo asenti.-Sabes cuando cuido a unos críos así...deja.

-Ami me encantan los nenes.-Volvi a hablar, haciendo mí cabeza hacia atrás para mirarlo.-Ademas se portan mejor que vos, de eso estoy segura pelotudo.

-Uhh te la tiró eh.-Carlos habla divertido y Danilo suelta un chasquido con la lengua antes de empujarlo levemente.

Justo en ese momento, la presencia de un viejo se dejó ver frente a nosotros.Mi hermano se enderezó.El hombre nos saludó a los tres y el uruguayo hablo.

-¿Usted lo va ayudar a recuperarse?Mire que tiene que estar de diez para el partido ehh.-Le dio unas palmadas en los hombros y rieron.

-Asi es.-Respondio el señor y yo agarre al uru de la camiseta para que se levante.

-Nosotros vamos a dar una vuelta por ahí, después pasamos a buscarte.-Le dije a mí Carlos y este me miró con una ceja levantada.

-¿Se van juntos?-Pregunto.

-Si y venimos juntos también .-Respondi y Danilo me abrazo por los hombros.-Suerte.-Le tire un beso y me despedí del hombre con un movimiento de mano, antes de darnos la vuelta y empezar a caminar hacia otro lado.

Aveces solo queda permanecer en silencio porque ninguna palabra puede expresar lo que está pasando por mí mente y corazón.Las cosas entre nosotros habían quedado tensas por así decir...ninguno volvió a hablar del tema, pero nos hacia falta.

No podía olvidarme de la noche a la mañana lo que pasó, tenía miedo todavía y si puedo ser una cagona o una exagerada, pero nunca van a entender lo importante que es este pelotudo para mí.Me estaba haciendo mal y en estás situaciones lo mejor siempre era alejarse, pero ni en pedo lo hacia...quería ayudarlo, quería que estuviera bien,aunque él mismo ya se allá dado por pérdido.

-¿Porque venímos por acá?-Entrelazo nuestras manos.

-Porque Carlos va a estar ahí como tres horas y nosotros nos vamos a pegar alto embole.-El se rió.

Nos sentamos en un banquito que estaba a dos pasos de nosotros.-Estas rara.

-Siempre que te mandas una cagada estoy rara Danilo ¿Que te sorprende?-El me miró.-Pero estoy bien, no hay problema.-Le sonreí falsamente y el se dio cuenta.

-Juli, yo nunca quise mentirte boluda...-Empezo a hablar.-Nunca nadie se había preocupado así pero mí y me chupo un huevo todo...que se yo.-Se encogio de hombros.

-Prometeme que no lo vas hacer más.

-Te lo juro.

Ahora solo me quedaba creer en lo que decía, sabía que de la noche a la mañana uno no iba a poder dejar de drogarse, pero queria ver qué tan dispuesto estaba a hacerlo por mí.

Me beso y yo se lo seguí.Nuevamente había caído como una pelotuda.

Nuevamente había caído como una pelotuda

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A̶P̶A̶C̶H̶E̶, 𝖣𝖺𝗇𝗂𝗅𝗈 𝖲𝖺𝗇𝖼𝗁𝖾𝗓// 𝖬𝖺𝗍𝗂𝖺𝗌 𝖱𝖾𝖼𝖺𝗅𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora