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Me encontraba sentada en la mesa...una de la madrugada, sin poder olvidar la pelea que tuve con Danilo a la tarde y con los ojos fundidos de tanto llorar.Me dolía el corazón y aquellas palabras hirientes que me dijo, resonaban por mí mente todo el tiempo. Para tratar de calmar aquella sensación de dolor, quise engañar a mí conciencia pensando que todo lo que dijo, fue porque estaba drogado.
Que sus acciones violentas, sus insultos, su poco interés por la situación...era todo porque estaba consumido a más no poder.
Pero eso no me aliviaba.Nisiquiera un poco.
Siempre fui una piba muy reservada con mí vida, poco demostrativa y muy complicada.Era muy difícil impresionarme o incluso ponerme mal, porque todo me chupaba un huevo y solo lo que me rodeaba me importaba.Apesar de ser lo que era, nunca escuché que alguien me reclamará algo o incluso me criticara...tenía amigos por todos lados, todos me conocían, yo estaba para todos, nunca le fallaba a nadie...pero había algo que no perdonaba y era la mentira.
Aquella palabra que solamente me ponía los pelos de punta...¿Que necesidad?
¿Que necesidad tenía Danilo de mentirme? ¿De hacerme creer cosas que nunca fueron verdad?
Un sollozo débil se escapó de mis labios, mientras cerraba mis ojos,empezando a rezar.Pidiendole a dios que lo sostuviera y no lo dejara solo, que lo acompañará y lo guiará por buen camino.Sentia como todo mí cuerpo temblaba de el enojo y la impotencia, como mí corazón se había hecho bosta de un segundo a otro y como aquel pibe que yo juraba amar y que todavía amo, me vio la cara de pelotuda todo el tiempo.
Mientras una serie de recuerdos invadían mí cabeza, convirtiendo la cocina de mí casa en un lugar nostalgico, yo me preguntaba...
¿Y si todo hubiera sido distinto?
¿Y si nunca hubieramos mezclado los sentimientos con la amistad? ¿Me sentiría tan mal así?
Lo arruinamos todo, todo...aquel intento de amor adolescente, rodeado de sinceridad, cariño y respeto, no fue solo más que un error que apesar de que me allá destrozado fuertemente, me volvería a equivocar una y otra vez.
Me aferre tanto a Danilo y a toda la seguridad que el tenía para brindarme, que simplemente se me hace loco todo lo que estaba sucediendo.No miento cuando digo que esto ya lo imaginé...que él iba a terminar exactamente igual que el hermano y que era alto pelotudo, con todo el futuro que tenía...lo pensé cuando tenía trece años.
Dos años después, mí forma de pensar no cambio, pero si el sentimiento y forma de decirlo.Antes lo pensaba con enojo y con algo de obviedad...ahora lo pienso con miedo, duda y desesperación.
Jamás imaginé que aquel nene pelotudo que me robaba las muñecas y me encerraba en el baño para usar mis juguetes, iba a terminar siendo el amor que sabía que me iba a dejar marcada de por vida.
