Prohibido ||¿una Weasley en Slytherin?

Capítulo seis

                                                                     La clase de vuelo

Esa misma tarde después de la cena me dirigí a mi habitación y así poder leer la carta que mamá me había enviado.

Suspiré fuertemente armándome de valor y la abrí.

Querida Nya

La verdad no puedo creer que hayas quedado en Slytherin, de todas las demás casas tenía que ser esa.

Tu padre y yo nos desilusionamos bastante y más aún al saberlo por tus hermanos y no por ti.

Hablaremos mejor en las vacaciones.

Cuídate, cuida a Ron, no te metas en problemas y saca buenas notas.

con cariño

Molly.

A l terminar la dejé a un lado y suspiré.

 No estuvo tan mal como creí.

Luego de leer esa carta solo me acosté y me quedé dormida enseguida.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Estos días han sido básicamente lo mismo, de la sala común al comedor y del comedor a las clases.

Había intentado hablar nuevamente con Ron pero era imposible, a penas me ve me mira mal o simplemente pasa como si yo no existiera.

Me gustaría decir que no me importa, pero estaría diciendo la mayor mentira de mi vida.

Sé que no nos llevamos de la mejor manera, pero es mi hermano y lo amo.

Y no me gusta estar así con él solamente porque quedé en otra casa.

Además Ron no sabe defenderse.

Malfoy con sus dos guardaespaldas se empeñan en tratarlo mal a él y a Potter y aunque le diga al rubio que no lo haga creo que está en su naturaleza molestar a los demás.

—¿Qué piensa tanto esta bella dama? —di un pequeño salto del susto y ahí estaba Blase, la verdad me había hecho muy cercana a él estos días, es un muy buen amigo, además que siempre está de buen animo y te puede hacer sacar una sonrisa aún en tu peor momento.

—Solo pienso en mis hermanos, los extraño.

—Ya hablamos sobre eso pelirroja, ellos solitos se van a dar cuenta de que te necesitan.

—¿Y si no lo hacen? —pregunto en un casi susurro mirándolo.

—Sé que lo van a hacer —responde levantándose del sillón —y si no, son unos pelirrojos muy idiotas, no como su hermana que es la persona más inteligente del mundo.

Rio un poco.

—Ahora arriba ese ánimo que tenemos lecciones de vuelo y con tu despreciable mellizo.

Me levanté yo también y juntos nos dirigimos hacia el campo de quiddich donde ya estaban la mayoría de los estudiantes esperando.

Habían veinte escobas situadas en el piso.

La verdad no estaba tan nerviosa, en casa solíamos jugar quiddich con mis hermanos en las vacaciones así que ya sabía algo de vuelo.

—Bueno ¿qué están esperando? —bramó—. Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido.