Prohibido ||¿una Weasley en Slytherin?

Capítulo veintiocho

     
capítulo 28: El dementor

A la mañana siguiente nos dirigimos temprano a la estación de trenes para ir de regreso a Hogwarts.

Nos trasladamos en los autos que le otorgaron a mi padre hasta la estación.

La verdad esto de los autos y la protección se me hacía algo raro.

Papá lleva años trabajando en el ministerio y nunca había pasado esto.

Algo me decía que tenía que ver con Sirius Black.

Hace un par de días escuché a mis padres decir que era seguidor de Voldemort, tal vez piensan que lo ayudará a regresar, o que irá tras Potter.

—Bien, pues —dijo papá mirándonos a todos—. Como somos muchos, vamos a entrar de dos en dos. Yo pasaré primero con Harry. 

Papá fue hacia la barrera que había entre los andenes nueve y diez, empujando el carrito de Harry y traspasando rápidamente la barrera.

Luego de ellos pasaron Percy y Ginny, después Fred y George, Hermione y Ron y por último, mamá y yo cruzamos la barrera.

—¡Nya Weasley! —sentí a alguien gritar y posteriormente un fuerte abrazo.

Le devolví con la misma fuerza el abrazo a mis amigas Daphne y Pansy feliz de verlas nuevamente.

—Chicas no saben cuanto las extrañé —dije mientas nos separábamos.

—Nosotras también te extrañamos demasiado. Tenía esperanzas de verte en las vacaciones pero no se pudo.

Comenzamos a caminar en dirección al tren para subir nuestras cosas.

—El viaje fue algo inesperado, yo igual pensé que las vería, bueno que los vería a todos.

A lo lejos dentro del tren distinguí perfectamente una cabellera castaña entrando a un compartimento.

—Miren, es Theo —les dije.

Nos apresuramos a llegar hasta él.

Entramos al compartimento y ahí estaba él, junto a Blase.

—Llegaron sus amigas favoritas —dijo Pansy y los dos chicos miraron hacia nosotras pero luego comenzaron a buscar algo con sus miradas.

—¿Dónde? es que no las veo por ninguna parte —dijo Theo —¿Tu ves algo Blase? 

El nombrado negó con la cabeza.

—Tontos —murmuró Daphne girando los ojos.

Ambos chicos se rieron para posteriormente levantarse e ir hacia nosotras.

—Mi pelirroja favorita —exclamó Blase abrazándome fuertemente y alzándome unos sentimientos del suelo —pero mírate, ya no eres tan enana.

Le di un pequeño golpe pero igualmente me reí.