Nos encontrábamos en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminada. Altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra verdosa que reinaba en la estancia.
Sentía mi corazón latir a toda velocidad.
¿Estaría el basilisco acechando en algún rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y dónde estaría Ginny?
Saqué mi varita y avancé por entre las columnas decoradas con serpientes atenta a cualquier movimiento o ruido.
Al llegar al último par de columnas, vi una estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo. Era un rostro antiguo y simiesco, con una barba larga y fina que le llegaba casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre el liso suelo. Y entre los pies, boca abajo, había una pequeña figura con túnica negra y el cabello de un rojo encendido.
—¡Ginny! —susurré, corriendo hacia ella e hincándome de rodillas — ¡Ginny! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés muerta!
Potter dejó su varita a un lado, cogió a Ginny por los hombros y le dio la vuelta. Tenía la cara tan blanca y fría como el mármol, aunque los ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada. Pero entonces tenía que estar...
Por un momento quedé sin respiración pensando lo peor.
—Ginny, por favor, despierta —susurré sin esperanza, agitándola. La cabeza de Ginny se movió, inanimada, de un lado a otro.
—No despertará —dijo una voz suave.
Alcé mi vista inmediatamente sosteniendo firmemente mi varita.
Un muchacho alto, de pelo negro, estaba apoyado contra la columna más cercana, mirándonos.
Se veía de unos dieciséis o diecisiete años, no recordaba hacerlo visto nunca en el colegio.
—Tom... ¿Tom Riddle? —Preguntó mi acompañante y el chico asintió con la cabeza, sin apartar los ojos del rostro de Harry.
—¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará? —dije desesperada — ¿Ella no está... no está...?
—Todavía está viva —contestó Riddle — pero por muy poco tiempo. ¿Tu quién eres?
—Nya Weasley ¿Quién eres tu y por qué estás aquí?
—Soy un recuerdo —respondió Riddle tranquilamente y lo miré confundida— guardado enun diario durante cincuenta años.
¿Un recuerdo?
Riddle señaló hacia los gigantescos dedos de los pies de la estatua. Allíse encontraba, abierto, un pequeño diario negro.
—Tienes que ayudarme, Tom —dijo Harry, volviendo a levantar la cabeza de Ginny— tenemos que sacarla de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame.
Riddle no se movió.
—No nos va a ayudar Potter —dije viendo la notoria maldad que irradiaba su cara, no es para nada una buena persona.
Potter comenzó a buscar en el suelo algo.
—¿Has visto...?
Levantó los ojos. Riddle seguía mirándolo... y jugueteaba con la varitade Harry entre los dedos.
—Gracias —dijo Harry, tendiendo la mano para que el muchacho se la devolviera. Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Riddle. Siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.
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Prohibido ||¿una Weasley en Slytherin?
FanfictionHace años que Nya esperaba su ansiada carta para entrar a Hogwarts. Pero ¿Qué pasaría si su estadía el colegio no era lo que realmente esperaba? Al cumplir once años, Nya Cristinne Weasley entrará al colegio en donde toda su familia había asistido...