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HERA.
Estaba en una tubería ¿Por que? Ni idea.
Podía ver otras tuberías que surgían como ramas en todas las direcciones, pero ninguna era tan larga como aquella por la que iba, que se curvaba y retorcía, descendiendo súbitamente.
Calcule que ya me encontraba por debajo incluso de las mazmorras del castillo.
— ¡Lumos! —
Mi varita soltó una luz.
El túnel estaba tan oscuro que sólo podía ver a corta distancia. Mi sombra, proyectada en las húmeda paredes por la luz de la varita, parecían figuras monstruosas.
La luz iluminó la piel de una serpiente gigantesca, una piel de un verde intenso, ponzoñoso, que yacía atravesada en el suelo del túnel, retorcida y vacía.
El animal que había dejado allí su muda debía de medir al menos siete metros. Cruze sola la piel de la serpiente gigante.
El túnel serpenteaba continuamente.
Entonces, al fin, al doblar sigilosamente otra curva, vi delante de mío una gruesa pared en la que estaban talladas las figuras de dos serpientes enlazadas, con grandes y brillantes esmeraldas en los ojos.
Las serpientes estaban abiertas.
— Ábrete —
Las dos mitades de éste se deslizaron a los lados hasta quedar ocultas.
El túnel estaba tan oscuro, podía ver a corta distancia.
Mi sombra, se proyectaba en las húmedas paredes por la luz de la varita, parecía un payaso gigante.
El túnel estaba tranquilo como una tumba. Habían cráneos de ratas en el suelo, huesos de pequeños animales.
Doble por una oscura curva.
El túnel serpenteaba continuamente.
Al doblar sigilosamente por otra curva, delante mío había una gruesa pared en la que estaban talladas las figuras de dos serpientes enlazadas, con grandes y brillantes esmeraldas en los ojos.
Las serpientes eran de verdad, porque sus ojos parecían extrañamente vivos.
— Ábrete —
Las serpientes se separaron al abrirse el muro. Las dos mitades de éste se deslizaron a los lados hasta quedar ocultas.
Entré en aquel lugar, era una sala muy grande, apenas iluminada.
Con altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra verdosa que reinaba en la estancia.
