𝟑 | the grim

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EL GRIM

NARRADOR

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NARRADOR.

El trayecto hasta la torre norte era largo. Los dos años que llevaban en Hogwarts no habían bastado para conocer todo el castillo, y ni siquiera habían estado nunca en el interior de la torre norte.

—Tiene... que... haber... un atajo... —Dijo Ron jadeando, mientras ascendían la séptima larga escalera y salían a un rellano que veían por primera vez.

Hera paró un momento, recuperando aire. Estaba exhausta.

 —¿Estás bien, linda? —Preguntó Harry acercándose.

—Sí, estoy bien, tranquilo —respondió ya recuperada.

—Creo que es por aquí —dijo Hermione, echando un vistazo al corredor desierto que había a la derecha.

—Imposible —dijo Ron— Eso es el sur. Mira: por la ventana puedes ver una parte del lago...

—Deberían darnos mapas —Sugirió Hera.

—¡Pardiez! —Gritó alguien sobresaltado a los cuatro. Era un caballero en un cuadro, junto a su caballo— ¿Quiénes son estos villanos que osan internarse en mis dominios? ¿Acaso os mofan de mi caída? ¡Desenvainad, bellacos!

Se asombraron al ver que el pequeño caballero sacaba la espada de la vaina y la blandía con violencia, saltando furiosamente arriba y abajo. Pero la espada era demasiado larga para él. Un movimiento demasiado violento le hizo perder el equilibrio y cayó de bruces en la hierba.

—¿Usted está bien? —Preguntó Hera acercándose.

—¡Si, mi hermosa dama! —Contestó aún en el suelo.

—Disculpe —Dijo Hera, aprovechando que el caballero estaba exhausto—, estamos buscando la torre norte. ¿De casualidad conoce usted el camino?

—¡Claro que si! Sígame, gentil señorita —Corrió por el lado izquierdo del marco, haciendo un fuerte ruido metálico.

Jadeando, los cuatro ascendieron los escalones siguiendo a Sir Cadogan, hasta que escucharon un murmullo arriba de ellos.

—¡Adiós! —Gritó el caballero asomando la cabeza por el cuadro de unos monjes de aspecto siniestro— ¡Adiós, compañeros de armas! ¡Si en alguna ocasión necesitáis un corazón noble y un temple de acero, llamad a sir Cadogan!

—¡Adios y gracias!—Gritó Hera despidiéndose

—Sí, lo haremos —murmuró Ron cuando desapareció el caballero—, si alguna vez necesitamos a un chiflado.

Subieron un poco más hasta que observaron a sus compañeros. No había alguna puerta.

—Sybill Trelawney, profesora de Adivinación —Leyó Harry—. ¿Cómo vamos a subir ahí?

𝐢'𝐦 𝐚 𝐠𝐞𝐧𝐢𝐮𝐬, 𝗵𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗽𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora