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NARRADOR.
Ambas chicas estaban en su dormitorio, Hera leía.
—Hera... —murmuró Hermione, Hera puso su atención en ella— gracias por quedarte conmigo.
Hera sonrió
—No estoy de acuerdo con ellos. Te trataron muy mal.
—No importa si vas con Harry y Ron a hablarles. Son tu novio y tu mejor amigo..
—Y tú mi mejor amiga. Me quedaré contigo —Sentenció
Hermione sonrió agradecida.
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Hera y Hermione estaban en una mesa de la sala común, con todos los libros esparcidos. Hera ayudaba a Hermione con sus miles de deberes.
Harry y Ron las observaban desde un rincón alejado.
—¿Cómo lo hará? —Le preguntó Ron a Harry.
—¿Cómo hará qué?
—Ir a todas las clases —Dijo Ron—. Esta mañana la oí hablar con la profesora Vector, la bruja que da Aritmancia. Hablaban de la clase de ayer. Pero Hermione no pudo ir, porque estaba con nosotros en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y Ernie McMillan me dijo que no ha faltado nunca a una clase de Estudios Muggles. Pero la mitad de esas clases coinciden con Adivinación y tampoco ha faltado nunca a éstas.
Harry suspiró y observó a Hera. La extrañaba como nunca. Se sentía un idiota por haberla tratado de esa manera.
Se moría por abrazarla y besarla de nuevo. Era insoportable verla y no hablar con ella. Se había acostumbrado demasiado a estar con ella, y ahora se sentía realmente perdido.
⋆
Febrero había llegado. Los cuatro amigos seguían sin dirigirse la palabra.
Ambas chicas estaban en la mesa de la sala común. Hermione, estudiando como siempre. Hera le había ofrecido su ayuda, pero su amiga se había negado. Así que la pelinegra se había puesto a leer.
Se hizo un revuelo en la sala común. Todos estaban amontonados en torno a alguien, que Hera no sabía quien era. Pero ya sospechaba quien podía ser.
Puso más atención a los comentarios, cuando escuchó las palabras《Potter》 y《escoba》, y volvió a leer.
Minutos después, la multitud se dispersó. Harry y Ron notaron a ambas chicas sentadas en la mesa del fondo, así que se acercaron.
—Me la han devuelto —Les dijo Harry sonriendo y levantando la Saeta de Fuego. Hera levantó la vista.
—¿Lo ven, chicas? ¡No había nada malo en ella!
—Bueno... Podía haberlo —Repuso Hermione—. Por lo menos ahora sabes que es segura.
