𝟏𝟎 | Sirius Black y James Potter

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NARRADOR

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NARRADOR.

POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA

Se recuerda a los clientes que hasta nuevo aviso los dementores patrullarán las calles cada noche después de la puesta de sol. Se ha tomado esta medida pensando en la seguridad de los habitantes de Hogsmeade y se levantará tras la captura de Sirius Black. Es aconsejable, por lo tanto, que los ciudadanos finalicen las compras mucho antes de que se haga de noche.

¡Felices Pascuas!

—¿Lo ven? —Dijo Ron en voz baja—. Me gustaría ver a Black tratando de entrar en Honeydukes con los dementores por todo el pueblo. De cualquier forma, los propietarios de Honeydukes lo oirían entrar, ¿no? Viven encima de la tienda.

—Sí, pero...—Parecía que Hermione se esforzaba por hallar nuevas objeciones—. Mira, a pesar de lo que digas, Harry no debería venir a Hogsmeade porque no tiene autorización. ¡Si alguien lo descubre se verá en un grave aprieto! Y todavía no ha anochecido: ¿Qué ocurriría si Sirius Black apareciera hoy? ¿Si apareciera ahora?

—Pues que las pasaría moradas para localizar aquí a Harry —Dijo Ron, señalando con la cabeza la nieve densa que formaba remolinos al otro lado de las ventanas con parteluz.— Vamos, Hermione, es Navidad. Harry se merece un descanso.

Hermione se mordió el labio. Parecía muy preocupada.

—¿Me vas a delatar? —Preguntó Harry con una sonrisa.

—Claro que no, pero, la verdad... —Ron se llevó a Harry a ver los demás dulces. Hermione se volteó hacia Hera.

—Soy su novia, Mione. No tengo porqué obligarlo a algo. Déjalo que disfrute, ¿si?— Pidió Hera.

Hermione suspiró.— Bien.

Después de que recorrieran la tienda, salieron de Honeydukes, para enseñar a Harry el pueblo.

—Ahí está correos.

—Zonko está allí.

—Podríamos ir a la cabaña de los gritos.

—Les propongo otra cosa —dijo Ron, castañeteando los dientes—. ¿Qué tal si tomamos una cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas? —hacía un frío horrible, el viento era demasiado fuerte. Así que cruzaron la calle y a los pocos minutos entraron en el bar.

—Ésa es la señora Rosmerta —Dijo Ron—. Voy por las bebidas, ¿eh? —Añadió sonrojándose un poco.

Hera rió un poco. Buscaron una mesa libre, donde se sentaron. Hera pudo dejar las bolsas en el piso.

—¡Por fin! —exclamó liberándose del peso.

—¿Qué tanto compraste? —Preguntó el azabache, curioso.

𝐢'𝐦 𝐚 𝐠𝐞𝐧𝐢𝐮𝐬, 𝗵𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗽𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora