Capítulo XXXIX: La Esencia

57 12 20
                                    

Tuve que tomar una decisión imposible: mentir frente a Denna y rogar que no estalle contra mí en presencia de Doomethius, o sincerarme con él y arriesgar nuestra seguridad aquí.
Sigo muy de cerca al decano mientras me guía por los pasillos y habla sobre cómo obtuvo su título. No estoy prestando atención en absoluto, mi mente está con Denna quién nos sigue en silencio. Está tan callada que creo que Doomethius se ha olvidado que está aquí. Tengo que hacer algo pronto antes de que Denna se vea tentada a dejarse llevar por sus impulsos y nos ponga en peligro. De tanto en tanto, me vuelvo hacia ella pero solo noto que arrastra los pies cabizbaja. No puedo soportarlo más. Necesito saber qué está sucediendo en su cabeza.

Cuando llegamos a su despacho y nos invita a pasar para acompañarlo a tomar el té, me detengo en el umbral. Me tiemblan las manos así que las pongo detrás de la espalda.

Profesor Doomethius-

Decano. me interrumpe con un tono tan cortante que casi puedo sentir una punzada entre los ojos.

Decano Doomethius, agradezco su invitación, pero es la primera vez de Denna aquí y quisiera darle un recorrido. Si nos disculpa, lo acompañaremos en otra ocasión.

Se para en seco y me atraviesa con la mirada. No es el primer par de ojos negros que he visto en mi vida, pero los suyos siempre me han dado escalofríos en la piel y en la mente. Son como nadar en un lago desconocido en una noche sin luna, rodeado de una oscuridad que espera ansiosa el momento en el que tus brazos se rindan para ahogarte. Trago saliva con dificultad mientras intento descifrar si está utilizando sus cualidades. Miro por sobre mi hombro a Denna, pero la veo igual que hace un rato, así que asumo que Doomethius no está actuando ahora mismo, solo está siendo naturalmente intimidante.

Por supuesto, por favor, vayan. Espero ansioso nuestro próximo encuentro Aiden, tenemos mucho de qué hablar.

Asiento y hago una sutil reverencia a modo de despedida mientras siento el corazón latir con fuerza en mi pecho. Jamás me acostumbraré a su presencia. Comienzo a pensar que ha logrado alcanzar su nuevo puesto haciendo uso de sus habilidades. No es momento de pensar en eso. Me giro con rápidez y tomo a Denna del brazo, arrastrándola por la esquina de uno de los pasillos. Al detenernos, noto que ni siquiera me mira. La tomo por los hombros con desesperación y tengo que recordarme a mí mismo de tener cuidado con la fuerza que ejerzo sobre ella.

Denna...

Su rostro está tan inexpresivo como la primer noche en que la vi y siento pánico de haberlo perdido todo. No aparta la vista del piso ni se molesta en responderme siquiera con algún gesto. Tenso la mandíbula frustrado y asustado. Me agacho un poco más buscando sus ojos pero aparta la cara. El corazón me late en los oídos y la sacudo con más ímpetu del que prentedía.

¡Denna! se sobresalta y me mira con los ojos muy abiertos. Una mezcla de alivio y culpa surge en mi pecho y se vuelve una masa pegajosa inseparable. Me concentro en aflojar mi agarre pero sin la mínima intención de soltarla. Uso mi tono de voz más calmo y suave -Denna, por favor, déjame explicarte. Ya sé lo que estás pensando, te conozco, sé que crees que te he mentido. Pero juro que no es así.

Sus ojos alternan entre los míos y de pronto mi corazón se destroza en mil pedazos. Puedo ver como lucha para que no se le salgan las lágrimas y me mira como si fuera el peor villano que haya existido en la historia. Sin embargo, no es con enojo como esperaba. No. Esto es diferente. Esto es peor. Me mira de esa forma inconfundible en la que ves a alguien que te ha defraudado. Me niego a perder su confianza de esta manera. Siento mis propias lágrimas agolparse detrás de mis ojos y mis piernas flaquean. Apoyo una rodilla en el piso sin apartar mis manos de ella. De hecho, ya no estoy sujetándola. Me estoy aferrando a ella como si mi vida dependiera de ello.

Trazando sigilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora