Mientras caminamos de regreso al pueblo no puedo sacudirme tantos pensamientos de la mente. Preocupaciones, preguntas y certezas chocan entre sí, se agolpan y se funden creando una densa masa que me impide razonar con claridad. Pero hay una inquietud que destaca por sobre todo lo demás, como sangre entre almohadas de pluma. ¿Realmente Denna hubiera asesinado a Trevan por la espalda? No puedo borrar de mi imaginación una escena donde soltó la flecha y esta atravesó el corazón de Trevan, acabando con su vida en un instante. Se me eriza la piel al considerar que, de haber sucedido, Denna no hubiera siquiera pestañado. La miro de reojo intentando adivinar qué está pensando o cómo se siente. O si en alguna parte de su ser, esconde el alma de una asesina. Aparto la mirada con tristeza. Una parte de mí quiere pensar que ella no haría tal cosa, pero la otra parte me está pidiendo a gritos que no sea tan ingenuo. Dejo salir un largo suspiro sintiéndome desolado por un motivo que no termino de entender. Nada malo sucedió, entonces ¿Por qué arrastro esta sombra en mi pecho? Vuelvo a observar cautelosamente a Denna para estudiarla y la encuentro con el ceño fruncido y la mirada perdida. Parece preocupada. De pronto, varios enanos pasan caminando a nuestro lado entonando canciones con palabras arrastradas mientras beben de sus pintas. Por un momento casi olvido el Eljathmmar. Meneo la cabeza para espabilarme. Todo está bien, no hay de qué preocuparse. Hoy podemos divertirnos y mañana partiremos a una nueva aventura donde pasaremos tiempo juntos. Siento como si hubiera estado sosteniendo una enorme isla y de pronto su peso se hubiera esfumado como por arte de magia. Confío en Trevan. Confío en Denna. Todo estará bien. Mientras me lo repito, una sonrisa comienza a asomarse por mi rostro y comienzo a sentirme como yo mismo de nuevo. Me inclino un poco hacia Denna y le doy un suave codazo para llamar su atención. Se sobresalta y me mira sin comprender.
—Hey, mira eso —le susurro apuntando hacia el pueblito mientras pongo estratégicamente una mano en su hombro. Sus ojos siguen mi indicación impidiéndole apartarse de mi contacto. Me he vuelto muy bueno en esto. —Todo se ve muy bonito —agrego sonriéndole. Su expresión se suaviza en el instante en el que ve la escena. Las luces de los faroles se reflejan en sus ojos haciendo que resplandezcan. Se me corta el aliento por instante mientras la observo. Todas sus historias acerca de cómo se sale con la suya encantando a hombres incautos, de pronto cobran sentido. Hay algo en ella que no puedo explicar, algo que va más allá de su apariencia. Está encubierto en la esquina de sus labios cuando quiere suprimir una sonrisa, camuflado en la forma en la que se mueve su cuerpo, oculto en el destello de sus ojos cuando se siente decidida, guardado en la salvaje flama que arde en su corazón. Ahora puedo entenderlo todo y eso me dificulta mi propio mandamiento de mantener en orden mis emociones. Pero está bien, puedo conformarme con esto, admirarla en silencio y a distancia, como una luna gravitando alrededor de un imponente planeta.
—Todo se ve... tan bonito... —murmura sin aliento. Mis ojos siguen la dirección de los suyos. El pueblo rebosa de vida y alegría. La vibra festiva alcanza mi alma incluso a esta distancia. Las flores, los lazos y la música completan el cuadro, haciendo que vuelva a sentirme esperanzado. Una enorme burbuja brota en mi plexo solar, llenándome de júbilo. Me vuelvo a sentir yo mismo. Una sonrisa se esparce en mi rostro y sin pensarlo la tomo de la mano y comienzo a arrastrarla corriendo en dirección al pueblo.
—¡Ven, vamos! ¡No podemos perdernos esto!
Las posibilidades de que se resista, se queje o forcejee conmigo eran muy altas, pero sin embargo, la fortuna me acompaña y luego de un jadeo de sorpresa, comienza a seguirme el paso. Cuando ya estamos a pocos metros de la plaza, me vuelvo hacia ella instintivamente y la encuentro sonriendo de una forma extraordinaria. Es esa sonrisa amplia y despreocupada que solo he visto un puñado de veces. Lo que le sigue, hace que mi corazón se salte un latido: una carcajada pura y sincera. Siento que mi pecho va a estallar y no puedo contenerme de reír también. Al llegar junto a la fuente nos detenemos intentando recobrar el aliento. Los vecinos corean y aplauden nuestra llegada. Varios de ellos se acercan y nos envuelven en un poderoso abrazo. Luego de un momento nos sueltan, pero la calidez de su contacto y el sentimiento de euforia se quedan en mi piel. Cuando la multitud se dispersa, Kelda sale de entre ellos. A diferencia de los demás, parece ser la única sobria. Al menos hasta ahora. Se aproxima a nosotros con una afectuosa sonrisa y nos toma a cada uno de la mano.
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Trazando sigilos | #CopaFenix2025
FantasiEl tiempo se está acabando para Denna y se queda sin opciones. El rumor de un misterioso nigromante conocido como "El Gris", la lleva a comenzar un viaje a través de las tierras pero se encuentra con un contratiempo: Aiden, un elfo. A pesar de no c...