Inquietudes Nocturnas

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Esa tarde, el sol brillaba con intensidad sobre el pueblo costero, haciendo que el aire se sintiera caliente y pegajoso. Emily y su mejor amiga, Sarai, se refugiaban del calor en un banco sombreado cerca del parque principal. Con cada cucharada de helado de chocolate, el dulce sabor fresco aliviaba el sofocante calor.

Sarai miró a Emily con una sonrisa cálida, sus ojos brillando con complicidad mientras compartían este momento de tranquilidad juntas. Para Emily, la presencia de Sarai era como un bálsamo para el alma, siempre lista para escuchar, apoyar y alegrar sus días con su amistad sincera.

Sarai: ¡Este helado es increíble! -exclamó Sarai con entusiasmo, dejando escapar una risita de satisfacción.

Emily asintió con una sonrisa, disfrutando del momento de relajación junto a su amiga.

Emily: Sí, es justo lo que necesitaba en este día tan caluroso -respondió Emily, sintiéndose agradecida por la compañía de Sarai.

Juntas, compartieron risas y conversaciones, dejando que el tiempo se desvaneciera mientras disfrutaban de la frescura del helado y la calidez de su amistad. Para Emily, estos momentos eran como pequeñas burbujas de felicidad en medio de la rutina diaria, recordándole la importancia de apreciar las pequeñas cosas y el valor inestimable de tener a alguien como Sarai a su lado.

El corazón de Emily dio un vuelco cuando divisó a Nathan acercándose a la heladería. Un cosquilleo de nervios recorrió su cuerpo y pudo sentir cómo sus mejillas se calentaban con el rubor repentino. Observó con atención mientras Nathan se acercaba, pero se decepcionó al notar que pasó delante de ella sin siquiera dirigirle una mirada.

La sensación de ser ignorada por Nathan hizo que Emily se sintiera desconcertada y un poco herida. ¿Por qué había pasado de largo como si ella no estuviera allí? ¿Acaso no significaba nada para él después de su encuentro en el malecón? Estas preguntas revoloteaban en su mente, llenándola de confusión y decepción.

Sarai: ¿Estás bien, Emily? -preguntó Sarai, notando la expresión preocupada en el rostro de su amiga.

Emily asintió con un suspiro, tratando de disimular sus emociones mientras apartaba la mirada de Nathan.

Emily: Sí, estoy bien. Solo pensaba en algo -respondió Emily, forzando una sonrisa para tranquilizar a Sarai.

Sin embargo, por dentro, su corazón se sentía un poco más pesado mientras intentaba entender la extraña actitud de Nathan.

Emily: Oye, ¿Conoces a Nathan? -preguntó, buscando respuestas en la mirada comprensiva de Sarai.

Sarai frunció el ceño ligeramente mientras reflexionaba sobre la pregunta.

Sarai: ¿El nieto del señor Baker? -respondió Sarai después de un momento de reflexión.

Emily: si -confirmó Emily, asintiendo con la cabeza.

Sarai: solo de vista, se dice que a su madre no le gusta que este con la gente del pueblo. Casi siempre está encerrado en la mansión. ¿Por qué? -preguntó Sarai con curiosidad.

Emily: nada, simple curiosidad. -respondió Emily con un tono casual, tratando de ocultar la incomodidad que sentía.

Pero en el fondo de su mente, sabía que la razón por la que Nathan la había ignorado probablemente tenía algo que ver con la actitud restrictiva de su madre.

Después de su encuentro en la heladería, Emily se encontraba en un dilema emocional. Por un lado, estaba intrigada por Nathan y quería saber más sobre él, pero, por otro lado, se sentía desanimada por la forma en que la había ignorado.

Mientras tanto, Nathan, en la mansión Baker, se encontraba dividido entre las expectativas de su familia y su deseo de conocer a Emily mejor. La actitud restrictiva de su madre lo había mantenido alejado de las personas del pueblo, pero cada vez sentía más curiosidad por lo que había más allá de los muros de la mansión. 

Más Allá de las Barreras del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora