Bajo la Lluvia de la Verdad

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Alguien presencio la discusión entre padre e hija con un sentimiento de culpa que llevaba dentro de ella años.

La mujer, decide enviar una carta a Emily. Ya no puede seguir guardando silencio de lo que ocurrió aquella noche hace tantos años. Y ver como eso afecta a la relación de Emily y su padre le había destrozados aún más. En la carta, María expresa sus condolencias por la pérdida de la madre de Emily y menciona que trabajó como empleada en la mansión Baker durante muchos años. Y que tiene información importante que le gustaría compartir con ella.

En la carta, María invita a Emily a su casa para hablar en persona. Le proporciona la dirección y le pide que la visite en un momento conveniente para ambas. Al final de la carta, María firma con su nombre y agrega una breve nota sobre la importancia de la reunión para ambas.

Emily recibe la carta en casa de Sarai con sorpresa y curiosidad. Aunque al principio se siente un poco cautelosa, la idea de obtener más información sobre su madre la impulsa a aceptar la invitación. Decide prepararse y visitar a María en su casa al día siguiente.

Al día siguiente la tarde estaba oscura, Emily pensaba si seria un presagio de lo que estaba a punto de escuchar. Una tormenta se avecinaba, el cielo estaba gris, pero ella salió de casa y se dirigió a su destino.

Cuando Emily llega a la casa de María, se encuentra con una mujer amable y acogedora que la recibe con calidez. Ambas se sientan en la sala de estar, María no sabe cómo empezar. Finalmente menciona que hay algo importante que Emily necesita saber sobre la muerte de su madre, lo que deja a Emily ansiosa por saber más.

María: no es justo lo que ha pasado con tu padre. Él te esta protegiendo del un dolor futuro.

Emily: señora, no he venido aquí para hablar de eso.

María: lo sé, pero es importante que sepas que él no lo hace porque quiera hacerte daño.

Emily mira hacia el suelo, esta empezando a perder la paciencia, si esta mujer tiene que decir algo sobre la muerte de su madre necesita que lo haga ya.

María: hace muchos años yo trabajaba en la mansión Baker, una noche había una fiesta y se necesitaba personal. Tu padre se lo dijo a tu madre y ella dijo que iría.

La mujer hizo una pausa para tomar aire. La ansiedad en Emily iba incrementando.

María: Ella tenía que servir a los invitados, y ver que todo estaba bien. Yo hacia el mismo trabajo. El hijo menor de los Baker no le quitaba los ojos de encima, por lo visto la hizo subir a la biblioteca, yo que me había dado cuenta los seguí.

Un trueno hizo que la casa retumbara dejando a María con la palabra en la boca. La lluvia empezó a caer con fuerza. La mujer se quedo en silencio por unos minutos. Emily la miraba con los ojos llorosos, esos minutos de silencio para Emily fueron una eternidad.

María: Él intento acercase a ella, ella se separó, fueron a la terraza. Él seguía intentando acercase a tu madre y ella lo aparto, a él no le gusto y la empujo, ella cayo por la terraza al vacío. Yo lo vi, lo vi todo pero la señora Eleanor me amenazo. He sufrido todo este tiempo por quédame callada, pero ya no puedo más. Perdóname por favor.

Emily: no, mi madre murió en un accidente de tráfico. ¿Por qué me cuenta esta mentira? ¿Le ha dicho mi padre que haga esto?

María: no, te juro que te estoy diciendo la verdad.

Este encuentro en la casa de María marca un punto de inflexión en la vida, ya de Emily.

Emily da un grito desgarrador y caes al suelo entre lágrimas, la mujer intenta ayudarla, pero Emily la aparta y sale corriendo. Dentro de ella siente el mismo infierno, siente como se va rompiendo por dentro, la ira que lleva con ella era algo que no conocía. Iba corriendo no sentía la fuerte lluvia caer sobre ella.

Llego a la mansión Baker entro como una leona, furiosa y rabiosa. La familia estaba en la sala de estar y al escuchar los gritos de Emily salieron, sin dar crédito a lo que estaba pasando.

Emily vio a Eduard, fue hacia él con la rabia de un huracán, le dio una bofetada con todo la fuerza que había dentro de ella.

Eleanor: niña, ¿Qué crees que estás haciendo?

Emily: tu mataste a mi madre desgraciado [sin quitar la mirada de Eduard e ignorando a Eleanor]

Eleanor: ¿Estas loca? Llamar ahora mismo a la policía.

Emily: si, llame a la policía. Porque tengo muchas cosas que decir

Eduard Baker: ¿Cómo te atreves a venir aquí con esas acusaciones absurdas?

Emily: No son absurdas. Lo vi todo en los ojos de María. Sabe muy bien lo que pasó esa noche, y no puede seguir guardando este secreto.

Eleanor Baker: ¡Eres una niña desagradecida! Tu madre estaba aquí por su propia voluntad, no fuimos nosotros quienes...

Emily: ¡Basta! No quiero escuchar más mentiras. La verdad saldrá a la luz, y estarán en problemas cuando lo haga.

Después de la confrontación en la mansión Baker, Emily sale corriendo con lágrimas en los ojos y una mezcla de rabia y dolor en el corazón. Mientras corre por las calles empapadas por la lluvia, se siente abrumada por las emociones que la embargan. Entonces, divisa a lo lejos a Nathan, quien parece estar acercándose preocupado. Sin embargo, en ese momento, Emily siente la necesidad de estar sola para procesar lo que acaba de suceder.

Con el pecho agitado y la voz temblorosa, Emily levanta una mano para detener a Nathan antes de que se acerque demasiado.

Emily:¡Nathan, espera! [grita, su voz llena de urgencia y angustia]. Necesito estar sola ahora mismo. Por favor, no te acerques.

Nathan se detiene en seco, su expresión se torna en una mezcla de sorpresa y preocupación mientras observa a Emily con atención. Aunque le duele verla tan afligida, sabe que debe respetar su deseo de espacio en este momento tan difícil. Asiente con la cabeza en silencio, mostrando su comprensión, antes de retroceder un paso.

Nathan: Está bien, Emily [murmura con voz suave] Estaré aquí si necesitas hablar, ¿de acuerdo?

Emily le ofrece una débil sonrisa de agradecimiento antes de girarse y alejarse, dejando a Nathan parado en la lluvia con el corazón lleno de preocupación y la mente llena de preguntas sin respuesta.

Emily se aleja tambaleándose, sintiéndose abrumada por la tormenta de emociones que la embarga. La lluvia golpea su rostro y se mezcla con sus lágrimas, mientras camina sin rumbo fijo por las calles empapadas. A medida que avanza, el peso de la verdad que acaba de descubrir se hace más y más pesado, amenazando con ahogarla en un mar de dolor y confusión.

En ese momento de vulnerabilidad, Sarai aparece como un rayo de luz en la oscuridad. Ella la encuentra en la calle, empapada y temblorosa, y sin dudarlo un segundo, la abraza con fuerza, envolviéndola en un gesto de consuelo y apoyo. Emily se aferra a ella, sintiendo el calor reconfortante de la amistad genuina.

Sin palabras, Sarai guía a Emily a un refugio cercano, lejos del estruendo de la tormenta y del caos emocional que la rodea. Encuentran un banco bajo un tejado, donde pueden sentarse y hablar en un espacio tranquilo y protegido. Sarai escucha atentamente mientras Emily desahoga sus emociones, compartiendo sus miedos, su dolor y su rabia.

Con paciencia y comprensión, Sarai ofrece palabras de aliento y consuelo, recordándole a Emily que no está sola en su dolor. Juntas, encuentran un pequeño respiro en medio de la tormenta emocional, fortaleciendo su vínculo de amistad y solidaridad en un momento de necesidad desesperada.

Así, en el silencio roto solo por el suave murmullo de la lluvia, Emily y Sarai encuentran un momento de calma en medio de la tempestad, un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor y la amistad pueden ser faros de esperanza y consuelo.

Más Allá de las Barreras del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora