Emily se recostó en el sofá con una copa de vino en una mano y un libro en la otra, pero su mente no podía concentrarse en las palabras impresas en las páginas frente a ella. En cambio, su pensamiento seguía volviendo a la imagen de Nathan en la juguetería, esa sorprendente y desconcertante coincidencia que la había dejado aturdida.
Cerró los ojos y trató de alejar esa imagen de su mente, pero era como si estuviera grabada a fuego en su memoria. ¿Qué estaría haciendo Nathan allí? ¿Por qué en ese lugar?
Finalmente, decidió dejar de lado esos pensamientos por un momento y sumergirse en las páginas del libro frente a ella. Pero cada palabra que intentaba leer parecía desvanecerse en la neblina de su mente, eclipsada por la persistente imagen de Nathan en la juguetería.
Nathan regresó a casa después de un día ocupado en la oficina. La noche estaba tranquila y serena cuando entró por la puerta principal de su apartamento. Se quitó el abrigo y dejó caer las llaves en el recipiente de la entrada, sintiendo el peso del día en sus hombros.
Después de un breve momento de reflexión, se encaminó hacia la cocina y se sirvió un vaso de agua, necesitaba refrescarse después del ajetreo del día. Mientras bebía lentamente, su mente vagaba, repasando las tareas que aún quedaban por hacer y los proyectos que esperaban su atención en los próximos días.
Sin embargo, algo en el fondo de su mente seguía perturbándolo. Recordaba la inesperada aparición de Emily y Sarai en la juguetería esa tarde, y se preguntaba qué habrían estado haciendo allí. La presencia de Emily le había dejado una sensación extraña, una mezcla de curiosidad y nostalgia que no podía ignorar.
Decidió dejar de pensar en eso por un momento y centrarse en relajarse. Se dirigió al salón y se sentó en el sofá, dejando escapar un suspiro de cansancio mientras se recostaba cómodamente. Encendió la televisión y comenzó a hojear los canales, buscando algo que captara su interés y le ayudara a desconectar por un rato.
Sin embargo, su mente seguía volviendo a Emily, preguntándose qué estaría haciendo ella en ese momento. Se sentía intrigado por su presencia en la juguetería y deseaba saber más sobre lo que estaba pasando en su vida. Por un momento, consideró la posibilidad de buscar información sobre ella en internet, pero rápidamente descartó esa idea.
Se recordó a sí mismo que no era apropiado ni ético invadir la privacidad de Emily de esa manera. Aunque sentía curiosidad por saber más sobre ella, también sabía que debía respetar sus límites y mantener cierta distancia. Decidió dejar de pensar en eso por el momento y simplemente relajarse, confiando en que todo se aclararía con el tiempo.
Con esa resolución en mente, Nathan apagó la televisión y se recostó en el sofá, dejando que la calma de la noche lo envolviera. Aunque seguía sintiéndose intrigado por la aparición de Emily en la juguetería, decidió dejar esos pensamientos a un lado por el momento y simplemente disfrutar de un momento de tranquilidad en su hogar.
Se dio cuenta de que no podría concentrarse en la lectura. Guardó el libro a un lado, se levantó del sofá y se dirigió a la ventana, observando el mundo exterior bañado por la luz de la luna.
Una vez más, la pregunta resonó en su mente: ¿Qué estaría haciendo Nathan en una juguetería en ese momento? Con el vino aún en su copa y la noche extendiéndose ante ella, Emily cogió el móvil y pensando por un momento decidió llamar a Sarai.
Sarai: Dime
Emily: Puedes hablar
Sarai: sí. ¿Qué pasa?
Emily: hay algo que no se me va de la cabeza.
Sarai: déjame adivinar. ¿Nathan?
Emily se queda cayada y respira hondo antes de seguir.
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Más Allá de las Barreras del Corazón
RomanceLa historia sigue la vida de Emily, una adolescente que reside en un tranquilo pueblo costero, y Nathan el nieto del adinerado magnate local. A medida que sus caminos se cruzan en su juventud, ambos enfrentan desafíos personales y familiares mientr...