— Algún día podríamos hacer una pijamada, no me gusta despedirme de ti.
Dijo Rodrigo, el cual miraba a Iván con un leve puchero, pronto tendría que irse.
— Si querés puedo hablar con tu mamá para que te de permiso.
Hasta Iván se sorprendió de sus propias palabras, el no conversaba más de lo debido, siempre fue un niño muy reservado, y arriesgar su timidez por Rodrigo le hacía pensar que de verdad eran amigos.
— Oh, eso seria genial. Cuando yo le pregunto algo a mi mamá siempre me dice que no.
Ambos rieron, y después de preguntarle a Silvia si podían hacer una pijamada, fueron a la casa de Rodrigo.
— Que bueno que tú mamá dijo que si.
Iván asintió, él sabía que su madre nunca se negaba a nada, ella siempre quiso que Iván tuviera más vida social.
Cuando tuvieron la puerta de la casa de Rodrigo al frente, se retractaron si de verdad hacían la pijamada o no. Es decir, la madre de Rodrigo no es mala ni come niños, pero Iván aún sentía miedo.
Vio como Rodrigo lo miraba, tan inocente y tierno, fue suficiente para que tocará la puerta.
— ¿Qué sucede querido?
Dijo la madre de Rodrigo con una sonrisa, Iván tomo aire.
— Ah, eh, con Rodrigo nos preguntábamos si podíamos hacer pijamada en mi casa, mi mamá ya dijo que si.
La madre del castaño sonrió, ambos pequeños se calmaron
— Si, no hay problema, deja que le hago un bolsito a Rodri con ropa.
Iván asintió, y suspiro aliviado cuando la puerta fue cerrada, se giró, viendo a Rodrigo que estaba detrás de él.
— ¡Si, si, si! Muchas gracias Iván, muchas gracias.
Rodrigo saltó con alegria, mientras corría a abrazarlo, Iván casi se cae por la fuerza con lo que lo abrazó.
— Denada Rodri.
Poco después, la madre de Rodrigo le entregó una pequeña mochila, mientras le dejaba un beso en la frente.
— Cariño, ahí está tu pijama, tu cepillo de dientes, y tú ropa interior.
Rodrigo se ruborizó ante las últimas palabras, Iván solo sonrió y miro a otro lado, fingiendo no haber escuchado.
— Ah, Iván, dile a tu madre que mañana si quiere podemos almorzar todos juntos, ¿bueno?
Iván asintió, y poco después ambos niños se dirigieron a la casa de este mismo.
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Persiana Americana ! RodriVan
RomanceLa madre de Iván compra una persiana, dónde el pequeño, miraba siempre a un castaño con ojos verdosos. Capitulos cortos, aunque algunos no tantos. (Narrador omnisciente)