Treintaicinco

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— Aquí vemos a un tal Rodrigo, en su hábitat natural, tomando mates y mirando con cara de culo

Dijo Iván, estaba en la casa de Rodrigo, ya que sus madres se habían juntado a cenar, e Iván iba de colado, aunque, fingían ser los mismos novios de antes.

Lo estaba grabando con una cámara, Rodrigo rodó los ojos fingiendo molestia, últimamente Iván estaba grabando mucho todo con una camara digital que le habían comprado. Aunque solo lo hacía para poder ver después a Rodrigo.

— Cortá eso boludo.

Iván tomó un sorbo del mate, pasándole la camara a Rodrigo para que él grabara, captando la cara asqueada del pelinegro al tomar aquel liquido caliente.

— ¿Cuánta azúcar le echaste? Te va a dar diabetes.

— Cállate exagerado, le eché poquito.

— ¿Poquito para vos es esto?

El pelinegro hizo un montecito con su mano, siguiendo con su mueca, Rodrigo rodó los ojos. Afuera llovía levemente, solo algunas gotitas, aunque no hacía nada de frio, estaban en otoño.

— Si no querés, dámelo a mi, yo si quiero, mal agradecido.

Intercambiaron el mate y la cámara, filmando de nuevo a Rodrigo, quien tomaba el mate feliz.

— Bueno Rodrigo, contame, ¿Cómo es vivir para ti siendo la persona más linda del mundo?

El castaño soltó una risita, negando con la cabeza, Iván se alegró al hacerlo reír.

— Es medio difícil ¿Sabes? Ser tan lindo cuesta.

Dijo poniéndose una mano en su pecho, exagerando, aunque, él no se consideraba tan lindo, e Iván lo sabía, por eso le hacía tantos cumplidos.

Se miraron unos segundos y luego Rodrigo cambió de tema, bajandose de la encimera.

— ¿Quere' ver a tu hijo?

Iván asintió y poco después siguieron con los mates, solo que, ahora con ceratito en las piernas de Iván, grabándolo también.

— Miren, acá está mi hijo, él mas lindo también.

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Siguieron jugando un poco más, hasta que el mate se acabó y se aburrieron, Iván sostuvo la cámara en sus manos, la cual ya había apagado, suspiró mientras se apoyaba en la pared, todavía estaba sentado en la encimera, haciendo que se recostara levemente.

Rodrigo, ante el cansancio, ya que el mate lo relajó bastante, se sentó en las piernas de Iván, apoyando su espalda en el pecho del pelinegro, el cual solo lo abrazó por el abdomen.

— ¿Que me ve' cara de cama a mi?

— ¿No me puedo acostar encima de mi novio?

Le dijo Rodrigo, haciendo enfasis en sus últimas palabras. Ellos novios no eran, pero tenían que fingir que si, porque les daba paja decirle a sus madres, aparte que, asi, inconscientemente empezaban a llevarse mejor, aunque Rodrigo trataba de no perdonarlo tan fácil.

— Ojalá que tú mamá nunca se de cuenta que no sos mi novio.

Susurró Iván, mientras dejaba pequeñas caricias en el abdomen de Rodrigo, el cual le pegó en su mano levemente para que no lo tocara, soltando un quejido.

— ¿Porque?

— Así me invita a tomar mates, porque si fuera por vos me seguirás ignorando.

El castaño rodó los ojos, suspirando calmado sobre Iván, le relajaba estar así con él, aunque, claro que no le diria nada.

Persiana Americana ! RodriVanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora