2010 !!Ya habían pasado tres años desde que los ahora no tan pequeños se conocían.
Cambiaron bastante, en especial Iván, a veces se metía en peleas y hablaba muy grosero con mucha gente.
Antes era todo lo contrario, era tímido y callado, Rodrigo no sabía si este cambio de Iván le gustaba o no.
Porque, si, era consciente de las cosas, Iván no era el mismo por él que empezó a sentir amor, su primer amor.
No estaba diciendo que no lo quería, pero, extrañaba a Iván de antes, a como el pequeño tartamudeaba y hablaba lento, timidamente, sus mejillas se ponían rojas muy fácilmente y agachaba la cabeza siempre.
Ahora se mete en peleas, e insulta mucho, obvio que con Rodrigo no es así, a veces.
— Cambiaste mucho.
Le dijo una vez Rodrigo, en la casa de Iván, mientras estaban sentados en el sillón, hablando de cualquier cosa.
Iván no entendió, pensaba que los cambios eran normales, que insultar y tratar mal era madurar.
Él cambio mucho, mayormente por la escuela, ser un niño tímido no está muy bien visto, siempre los demás le dirán que es tonto, y el pelinegro no quería eso.
A veces en su cuarto, cuando era muy tarde, miraba el techo y pensaba en Rodrigo, en como se trataban antes, en las tímidas y cortas conversaciones, todo cambió muy rápido.
Pero, dentro de todo, eso iba a pasar tarde o temprano, los cambios son muy grandes, y en especial, a esta edad, les decían los mayores.
No estaban conformes, querían echar el tiempo atrás.
— Pero te sigo queriendo.
Le dijo Iván, como respuesta, el cariño era obvio entre ambos, y a estás alturas no les costaba desmostrarlo
— No me gusta la forma en que me querés ahora
Rodrigo no quería sonar ofensivo, pero su comentario parecía un poco enojado, o eso pensó Iván.
— ¿Que te pasa?
— ¿A vos que te pasa? Cambiaste, y mucho Iván.
— Era obvio que iba a cambiar, ya no tengo siete.
— No me refiero a eso, te lo digo porque antes eras tímido.
— Ahora soy más maduro.
— No, ahora te metes en peleas y hablas feo.
— ¿Y eso que te importa a vos? No sos mi mamá
— Soy tu novio.
Eran novios hace dos años, desde que Iván le pidió arrodillado, al ser tan pequeños los engaños y peleas no están.
— Ya no.
— ¿Que decís?
— Sos inmaduro.
— Vos sos más inmaduro, pelotudo, metiéndote en problemas y haciendo todo mal no sos canchero.
Iván se quedó callado, no podía creer que Rodrigo le dijera eso.
— Extraño como eras antes.
— Antes era muy tímido, era muy pelotudo.
— Eras lindo, y me querías mucho.
— Siempre te quise, Ro.
— No pareciera, encima ahora hasta te da vergüenza decir que somos novios.
— Mentiroso, yo sigo siendo el mismo de siempre, y le digo a todos que te quiero mucho.
No sabía si creerle, era Iván, el tierno Iván, pero un poco mayor y más "maduro"
— Me da miedo crecer.
Iván lo abrazó, enrollando sus manos en el pequeño torso de Rodrigo.
— Pero es inevitable crecer, te prometo que ya no me peleo más.
— Bueno, pero igual soy un pelotudo que exagera las cosas.
— No.
— Si, te hago mucho drama, seguro que te va sa ir con otr-
— Deja de decir pavadas, ¿No vez que aunque los años pasen me gustas, aunque no sepas saltar bien la cuerda?
Rodrigo se rió levemente, a pesar de sus inseguridades, sabía que Iván lo queria.
— Igual, no sé, tengo miedo de quererte mucho, vos sos mejor que yo.
— No, todo lo contrario, vos sos mejor, sos lindo y tene' buenas calificaciones, además tenes unos ojitos verdes hermosos. A mí me va re mal y tengo los ojos más feos del universo.
Rodrigo amaba cuando Iván se ponía cariñoso.
— Tenes las pestañas más lindas del universo.
Iván le dejó un beso en el cachete, a pesar de estar más que acostumbrados a besarse siempre, después de desahorarse siempre volvian a tener vergüenza.
— Y, es joda lo que te dije, si quiero ser tu novio, o no, mejor no.
— ¿Porque decís eso?
Rodrigo quería llorar, Iván no lo quería, todas sus pesadillas se hacían verdad.
— Quiero ser más que tú novio, quiero ser como los viejitos, esos que caminan de la mano de la calle, estar así contigo, o darte un anillo así como en las películas para que te quedes toda la vida conmigo, porque te voy a obligar a que firmes un papel, aunque no quieras, porque yo te quiero y necesito que estés conmigo siempre.
— Yo si firmaría ese papel, por mi cuenta, aunque seguro el anillo me quedaría re grande, los que se casan son adultos.
— Entonces voy a encontrar un anillo perfecto para ti.
ESTÁS LEYENDO
Persiana Americana ! RodriVan
RomanceLa madre de Iván compra una persiana, dónde el pequeño, miraba siempre a un castaño con ojos verdosos. Capitulos cortos, aunque algunos no tantos. (Narrador omnisciente)