Habían pasado exactamente dos semanas, e Iván no hablaba mucho con Rodrigo, perdió un poco las esperanzas de volver con él, pero el castaño tampoco le decia nada.
Ya que, ese era su plan inicial, no hablarle y quizás así sentirse mejor, pero fue todo lo contrario, ya que hasta en su casa su mamá preguntaba por el pelinegro.
Y fue triste, verdaderamente triste, que el kiosquero después de un rato ya no trabajara más, y tampoco se sabía nada del chico que se parecía a Rodrigo, pero por lo que escuchó por los pasillos, habia fallecido.
El fin de semana de Rodrigo estaba siendo bastante tranquilo, aunque no sabía nada de Iván al menos cuando lo veía jugar fútbol, pero esquivaba su mirada y no le dedicaba goles.
Rodrigo se sentía triste, pero no tenía derecho a reclamar, ya que el mismo le había pedido que se alejara.
Estaba acostado en su cama, eran las dos de la mañana, y por sobrepensar no había podido dormir, hasta que escuchó un par de ruidos en su ventana.
Se asustó un poco, asomándose con cuidado, pudo ver que era Iván, tirando piedritas en su ventana. Se asomó, y al instante se arrepintió, viendo a Iván con los ojos rojos, y un cigarro en su mano.
- ¿Que querés?
- Bueh, encima que te vengo a ver me trata' así.
Iván dió una calada a su cigarro, botando una cantidad de humo que hizo que Rodrigo frunciera el ceño.
- No me mires así, me estoy cagando de frío para hablarte.
- No me hablaste en dos semanas.
El pelinegro no sabía que decir, se quedó mirándolo, aunque su vista se torcia ante los efectos del cigarro.
- ¿Porque solo me hablas cuando estás drogado?
Le preguntó viendo directamente sus ojos rojos, tampoco obtuvo respuesta de Iván por unos segundos, hasta que por fin habló.
- Sos exagerado, e injusto.
- ¿Injusto me decís? Me estás jodiendo? Si hablamos de personas injustas terminas perdiendo, sos un forro que no sabe que hacer, te di más de una oportunidad y la volves a cagar.
— Igual se nota que estás triste cuando no te hablo.
— Obvio que lo voy a estar, estoy triste por verte así, estoy triste desde que terminamos.
— ¿Porque no volvemos entonces?
— ¡Porque sos un pelotudo de mierda! Yo no quiero volver con vos si te drogas.
Le gritó, e Iván se sobresaltó, sintiendo su respiración pesada, subió con cuidado hasta el techo de Rodrigo, ya lo había hecho varias veces y sabía cómo no caerse, pero en este estado le costaba bastante.
Al ya tenerlo de frente, lo miró, queriendo pasarse por su ventana, Rodrigo lo empujó para que no entrara, e Iván casi se cae, tambaleándose mientras daba otra calada.
— Te prometo que no lo hago más.
— Me prometiste lo mismo la otra vez.
Iván suspiró, y bajó la mirada, Rodrigo también lo hizo, viendo como Iván temblaba.
— Ahora sí te prometo que no fumo más.
— ¿Te pensas que soy boludo? Vos no solo fumas, el otro día ví como uno de los pelotudos de tus amigos te daban una bolsita.
El pelinegro levantó la mirada al instante, respirando irregular, sabiendo que la había cagado y quizás no tenía más oportunidades.
— ¡Pero me tenés que creer! Yo te lo prometo, enserio.
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Persiana Americana ! RodriVan
RomanceLa madre de Iván compra una persiana, dónde el pequeño, miraba siempre a un castaño con ojos verdosos. Capitulos cortos, aunque algunos no tantos. (Narrador omnisciente)