— Gracias amiguito.
Dijo Rodrigo evitando reír, claramente amigos no eran.
— Dejame Ro, no me molestes.
Iván rió, se estaba poniendo nervioso.
— ¡Ay, qué lindo como me trata mi amigo después de insultar hasta en chino mandarin a un compañero!
— ¿Me perdonas por eso? No quería que me escucharas hablar así, o que me vieras pelear.
— Lo que los demás no deberían ver es lo pollerudo que sos conmigo, eh.
Iván rodó los ojos, igual Rodrigo tenía razón, su cambio de actitud era grandísimo.
— Sos re pesado, nunca más te defiendo.
Rodrigó dejo un pico en los labios de Iván, indicando que solo lo estaba jodiendo. Luegó sacó un poco de papel higiénico que tenía en su bolsillo y limpió la sangre que salía de la nariz de Iván.
El alto se quejó bastante, le dolia mucho, ponerse a pelear no le gustaba, pero tener de cerca a Rodrigo era el mejor premio.
Mientras el castaño le limpiaba las heridas, el pelinegro escaneó todo su rostro, poniendo especial atención en sus ojos y labios.
— ¿Que me miras tanto che?
— ¿Ya no tenes frío?
Dijo Iván esquivando totalmente la pregunta, Rodrigo sonrió de lado, sabía que Iván no era de demostrarse cariñoso, se hacía el desinteresado, pero sus ojos lo delataron.
— No, ya no tengo.
— Espero de todo corazón que esa campera si me la devuelvas, casi todas las que tengo las tenés vos.
— Está difícil esa, ahí tengo que ver.
Rodrigo hizo el que la pensaba, aunque claramente no iba a devolver nada.
— ¿Me das un beso?
Preguntó Iván derrepente, Rodrigo se sorprendió bastante.
— Estamos en la escuela Iván, aquí hay mucha gente.
— ¿Me das un beso?
Volvió a preguntar, dando por entendido que le chupaba un huevo que estuvieran en público.
Al terminar de limpiar las heridas de Iván, Rodrigo dejó un beso no tan corto en los labios del pelinegro, haciendo que este se sonroje violentamente.
Rodrigo soltó una carcajada, mientras se sentaba bastante apagado a Iván.
Este último acarició su mano con su dedo pulgar, demostrando el afecto que le costaba expresar.
Hoy será un día muy largo.
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Persiana Americana ! RodriVan
RomanceLa madre de Iván compra una persiana, dónde el pequeño, miraba siempre a un castaño con ojos verdosos. Capitulos cortos, aunque algunos no tantos. (Narrador omnisciente)