Veintiocho

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Rodrigo hoy parecía muy emocionado con los cumpleaños, en especial con el de Iván, preguntándole en todo momento cuando era.

— Falta un montón Ro, es en octubre.

Le dijo Iván, mientras estaba en la cocina, preparándole su plato especial digno de un chef, pan con queso. Estaban en la casa del anterior nombrado, mientras llovía, estaban cansados de las lluvias, en cualquier momento se morirían ahogados

— Bueno, el mío es en octubre también, faltan 107 días, exactamente.

El pelinegro rió ante la cifra tan exacta, todavía faltaba mucho.

— ¿Por qué estás tan emocionado por mi cumple?

— Es un día especial, ahí nacieron las gemelas de la película esa que vimos.

— Ah, es verdad. Bueno, a mí no me emociona tanto mi cumple, solo me pone feliz que voy a comer torta.

— A mi si me emociona, ya llevamos como tres cumpleaños juntos, y seguís siendo mi amigo.

Iván interrumpió su rol de chef, y se giró, mirando a Rodrigo con una ceja levantada.

— ¿Me dijiste amigo?

Rodrigo se tapó la boca, sorprendido, nunca se había equivocado ni olvidado de que Iván era su novio, y esposo, ya que, también se lo pidió.

El menor, Iván, se acercó a Rodrigo, de brazos cruzados, mirándolo enojado.

— P-Perdón Ivi, no me di cuenta.

Pero casi no pudo terminar la frase, cuando Iván empezó a atacarlo con cosquillas, la risa fuerte de Rodrigo se escuchó por toda la casa.

— ¡No, Iván, no me hagas eso!

Le dijo Rodrigo, entre risas, mientras se movía de un lado a otro ante las cosquillas, pero Iván paró de nuevo cuando le dijo su nombre, nunca le decía así, siempre le decía Ivo, o Ivi, ¿Acaso ya no lo amaba?

— Bueno, Rodrigo, el pan me lo voy a comer yo.

Le dijo, fingiendo enojo, rodó los ojos y siguió con su pan, Rodrigo hizo un puchero, acercándose a su novio.

— ¡No! Perdóname, yo quiero comer, no te enojes.

Le dijo con un puchero, mirándolo con ojos de perro, pero Iván ni lo miró, sabía que podía caer en la tentación, quería hacerse el enojado.

— Ya entendí que no me amas.

— Que te diga tu nombre no significa que no te ame.

— Ya pero, también dijiste que soy tu amigo.

Rodrigo bufó, no quería que Iván se enojara, lo había dicho por error

— Pero si vos sabes que no sos mi amigo.

— ¿Entonces que soy?

El pelinegro se comportaba como una señora divorciada, sufrida y con tres hijos que mantener

— Mi novio, mi esposo, mi hombre, mi futbolista favorito, mi fan de cerati.

Dijo Rodrigo, númerando todas las cosas que era y hacía Iván.

— Mmh, seguro que a Matías le decís lo mismo.

De pasar a ser una pelea por su nombre, pasó a una escena de celos, claro que Iván fingía estar enojado, le era imposible enojarse con su masita dulce. Pero si le daban un poco de celos.

— Que celoso que sos, si sabes que a ese no le doy ni la hora

Le dijo Rodrigo, sentándose en la encimera donde Iván estaba cortando el pan y queso para hacerse su sandwich, el pelinegro lo miró unos segundos, y después siguió concentrado.

Persiana Americana ! RodriVanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora