Veintiuno

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Rodrigo lo miraba con cara de enamorado mientras Iván le contaba lo difícil que fue no hablarle, y sobre algunas anécdotas que no pudo contarle antes.

— ¿Porque me miras así?

Preguntó Iván mientras seguían caminando a unas bancas cercanas.

— ¿Así como?

— Con una cara de lindo enamorado que hace que quiera besarte.

— Ya me besaste mucho, Iván.

— Mmm.

Iván se cruzó de brazos y puso cara de enojado, quedándose quieto, Rodrigo lo quedó mirando.

— ¿Que te pasa ahora?

— ¿Me odias?

— No te odio, solo dije que ya me diste muchos besos.

— Eso es odiarme, estás prohibido que te de besos, y es lo peor del mundo, un balazo dolia menos.

Rodrigo se rió, aunque a Iván no le causó gracia, seguía de brazos cruzados y con su cara de enojado.

— No seas exagerado, duraste dos semanas sin hablarme y besarme.

— Si, aguante, pero me sentí muy mal, me ardían los labios por no besarte.

Dijo Iván mientras apuntaba sus labios con su dedo, haciendo un puchero.

— Bueno, pero ahora no te van a arder más.

Rodrigo le dió un pico a Iván, poniéndose de puntillas para hacerlo.

El pelinegro sonrió de inmediato, su rostro se iluminó de golpe.

— Ya no estoy enojado.

— Se te nota, Ivi, se te nota.

Iván rodó los ojos, aunque seguía muy feliz.

— ¿Te puedo hace una pregunta?

— Decime.

— ¿Cómo es que alguien tan serio y aburrido como vos puede ser tan tierno conmigo?

Iván abrió la boca sorprendido, el no era aburrido.

— Para empezar, me ofende mucho que me digas aburrido.

Rodrigo se rió levemente.

— Yo creo que es porque me gustas mucho, sos muy lindo, y si sos tierno conmigo yo también lo seré. Aunque me cuesta mucho demostrar cariño, con vos no me cuesta, me sale natural, es como si fuera una necesidad quererte.

— ¿Cuánto te gusto?

— Muchísimo, más de lo que me gustan las galletas.

— ¿Desde cuándo te gusto?

— Desde hace un año

Iván pensaba que eso no era mucho tiempo, pero obviamente si lo era, Rodrigo abrió sus ojos.

— Eso es mucho tiempo.

— Si, un poco. Me gustas desde que mi mamá el año pasado compró una Persiana Americana en los chinos y la coloco en la ventana, cuando te mudaste yo veia como jugabas por ahí, y cuando saliste un dia donde yo tambien estaba afuera me cagué de miedo, queria salir corriendo, pero me pediste que jugaramos.

— Todavía tengo la cicatriz de esa vez.

Rodigo estaba muy sorprendido, no pensaba que Iván se acordaría de todo eso, bueno, tampoco pensaba que le gustaba desde hace tanto tiempo.

— Vos a mí igual me gustas, desde que me pediste perdón cuando nos enojamos porque yo revivía muchas veces, porque pensé que te habías enojado conmigo y que no ibas a ser mi amigo, pero hiciste todo lo contrario.

Ambos sonrieron, se habían confesado más a fondo, y eso era muy lindo. Los dos desde hace tiempo querían saber desde hace cuanto se gustaban.

— Te pediría que fueras mi novio pero tú mamá me odia y siento que somos muy chicos.

Rodrigo se rió.

— No sé suponía que tenías que decirmelo, esto no es como en las películas.

— Oh, es verdad, perdón.

Iván también se rió, esto no estaba siendo romántico como los cuentos o más películas.

— ¿Pero si te gustaría que fueramos novios?

— Si, pero ahora no.

— ¿Porque no?

— Porque no quiero que me lo pidas así, tiene que ser más lindo, yo quiero ser como las películas.

Iván asintió y fue corriendo a él pasto del patio, el cual estaba cerca y tenía un par de flores, sacó las más lindas y luego fue hasta donde Rodrigo.

Se arrodilló, le costó mucho, no sabía con cuál pierna hacerlo y casi se cae, ambos se rieron.

Acomodó su ramo de flores improvisado y lo sostuvo en su mano, mirando al castaño.

— Rodrigo, el más lindo del barrio y de la escuela, el mejor saltando la cuerda y abrazando por la noche ¿Querés ser mi novio?

Rodrigo quería saltar y gritar de alegría, pero solo sonrió, aunque por dentro estaba un revoltijo de mariposas y gritos internos.

— Si, si quiero ser tu novio.

El castaño agarro el ramo de flores, Iván se levantó y lo abrazó con mucho cariño.

Eso sí era como en las películas, Iván lo había besado y Rodrigo había levantado el pie.

Ambos rieron bastante, después de todo, eran niños y todo lo veian como un juego. Aunque sabían que esto no era un juego, ambos se querían un montón y estarían dispuestos a buscar en Google como ser un mejor novio si es que es necesario.

Persiana Americana ! RodriVanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora