Rodrigo lo miraba con cara de enamorado mientras Iván le contaba lo difícil que fue no hablarle, y sobre algunas anécdotas que no pudo contarle antes.
— ¿Porque me miras así?
Preguntó Iván mientras seguían caminando a unas bancas cercanas.
— ¿Así como?
— Con una cara de lindo enamorado que hace que quiera besarte.
— Ya me besaste mucho, Iván.
— Mmm.
Iván se cruzó de brazos y puso cara de enojado, quedándose quieto, Rodrigo lo quedó mirando.
— ¿Que te pasa ahora?
— ¿Me odias?
— No te odio, solo dije que ya me diste muchos besos.
— Eso es odiarme, estás prohibido que te de besos, y es lo peor del mundo, un balazo dolia menos.
Rodrigo se rió, aunque a Iván no le causó gracia, seguía de brazos cruzados y con su cara de enojado.
— No seas exagerado, duraste dos semanas sin hablarme y besarme.
— Si, aguante, pero me sentí muy mal, me ardían los labios por no besarte.
Dijo Iván mientras apuntaba sus labios con su dedo, haciendo un puchero.
— Bueno, pero ahora no te van a arder más.
Rodrigo le dió un pico a Iván, poniéndose de puntillas para hacerlo.
El pelinegro sonrió de inmediato, su rostro se iluminó de golpe.
— Ya no estoy enojado.
— Se te nota, Ivi, se te nota.
Iván rodó los ojos, aunque seguía muy feliz.
— ¿Te puedo hace una pregunta?
— Decime.
— ¿Cómo es que alguien tan serio y aburrido como vos puede ser tan tierno conmigo?
Iván abrió la boca sorprendido, el no era aburrido.
— Para empezar, me ofende mucho que me digas aburrido.
Rodrigo se rió levemente.
— Yo creo que es porque me gustas mucho, sos muy lindo, y si sos tierno conmigo yo también lo seré. Aunque me cuesta mucho demostrar cariño, con vos no me cuesta, me sale natural, es como si fuera una necesidad quererte.
— ¿Cuánto te gusto?
— Muchísimo, más de lo que me gustan las galletas.
— ¿Desde cuándo te gusto?
— Desde hace un año
Iván pensaba que eso no era mucho tiempo, pero obviamente si lo era, Rodrigo abrió sus ojos.
— Eso es mucho tiempo.
— Si, un poco. Me gustas desde que mi mamá el año pasado compró una Persiana Americana en los chinos y la coloco en la ventana, cuando te mudaste yo veia como jugabas por ahí, y cuando saliste un dia donde yo tambien estaba afuera me cagué de miedo, queria salir corriendo, pero me pediste que jugaramos.
— Todavía tengo la cicatriz de esa vez.
Rodigo estaba muy sorprendido, no pensaba que Iván se acordaría de todo eso, bueno, tampoco pensaba que le gustaba desde hace tanto tiempo.
— Vos a mí igual me gustas, desde que me pediste perdón cuando nos enojamos porque yo revivía muchas veces, porque pensé que te habías enojado conmigo y que no ibas a ser mi amigo, pero hiciste todo lo contrario.
Ambos sonrieron, se habían confesado más a fondo, y eso era muy lindo. Los dos desde hace tiempo querían saber desde hace cuanto se gustaban.
— Te pediría que fueras mi novio pero tú mamá me odia y siento que somos muy chicos.
Rodrigo se rió.
— No sé suponía que tenías que decirmelo, esto no es como en las películas.
— Oh, es verdad, perdón.
Iván también se rió, esto no estaba siendo romántico como los cuentos o más películas.
— ¿Pero si te gustaría que fueramos novios?
— Si, pero ahora no.
— ¿Porque no?
— Porque no quiero que me lo pidas así, tiene que ser más lindo, yo quiero ser como las películas.
Iván asintió y fue corriendo a él pasto del patio, el cual estaba cerca y tenía un par de flores, sacó las más lindas y luego fue hasta donde Rodrigo.
Se arrodilló, le costó mucho, no sabía con cuál pierna hacerlo y casi se cae, ambos se rieron.
Acomodó su ramo de flores improvisado y lo sostuvo en su mano, mirando al castaño.
— Rodrigo, el más lindo del barrio y de la escuela, el mejor saltando la cuerda y abrazando por la noche ¿Querés ser mi novio?
Rodrigo quería saltar y gritar de alegría, pero solo sonrió, aunque por dentro estaba un revoltijo de mariposas y gritos internos.
— Si, si quiero ser tu novio.
El castaño agarro el ramo de flores, Iván se levantó y lo abrazó con mucho cariño.
Eso sí era como en las películas, Iván lo había besado y Rodrigo había levantado el pie.
Ambos rieron bastante, después de todo, eran niños y todo lo veian como un juego. Aunque sabían que esto no era un juego, ambos se querían un montón y estarían dispuestos a buscar en Google como ser un mejor novio si es que es necesario.
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Persiana Americana ! RodriVan
عاطفيةLa madre de Iván compra una persiana, dónde el pequeño, miraba siempre a un castaño con ojos verdosos. Capitulos cortos, aunque algunos no tantos. (Narrador omnisciente)