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Meghan


Despierto luego de que me mordieran la muñeca levemente. Maldito gato, lo voy a envenenar.

Me levanto de un golpe y me detengo cuando el mareo me irrumpe. Joder…

Al final tuvimos un trato Blake y yo, cuando estaba en su versión humana. El dormía en forma de gato y en el piso y yo dormiría en la cama. Aceptó con un encogimiento de hombros. Que bueno que aceptó porque sino hubiese llamado a un guardia, no me importa quien sea.

Me sostengo las sienes y me sobo para que me pase el mareo. Suspiro y miro al gato de reojo, está sentado y me mira con la cabeza ladeada. Puedo ver cómo se ríe internamente, rata de cloaca, que molesto. No pensé que pasaría de amar a los gatos a odiarlos todo por este adefesio.

Alzo una ceja esperando a ver si va a hacer algo, o porqué fue la razón de despertarme.

La luz vuelve a aparecer y se que se convertirá en el chico que no me cae tan mal. A pesar de que son el mismo.

Está cruzado de brazos. Y me mira.

—¿Qué quieres ahora?

—Despiértate.

Ruedo los ojos cuando me ordena. Ni que fuera mi madre, ¿quien se cree el igualado este? Ja.

—No jodas.

Digo y vuelvo a recostarme y taparme por completo con la sábana.

Escucho como suspira y sonrío internamente, irritar a las personas es mi pasión.

—Vamos, tengo que mostrarte algo.

Abro los ojos de inmediato. ¿Algo? ¿Qué algo?

—estoy despierta —alego quitándome la sábana de encima e incorporándome.

Puedo ver el atisbo de una sonrisa y se da la vuelta, caminando por toda mi habitación y revisando lo que no le incumbe.

Me levanto y me froto los ojos entrando al baño, es raro que actúe normal con un extraño al que apenas y conozco hace un día, pero no sé que quiere y yo soy chismosa. Así que quiero saber que se supone que hacen observándome a mi.

De repente recuerdo de nuevo la canción y una idea súper mega brillante me llega. Obligaré a él príncipe Félix y a Blake a buscar conmigo e investigar sobre lo que descubrió Sean.

Bien.

Me cepillo y me aseo, Clara está aquí normalmente cuando la llamo, Pero hoy no la voy a llamar para que no vea al intruso entrometido en todo.

Suspiro y salgo, lo veo revisando una libreta y frunzo el ceño.

—¿No te enseñaron a no tocar lo que no es tuyo? —le arrebato la libreta—. Se llama privacidad por si no sabías

Dejo la libreta en donde estaba.

Se cruza de brazos y me mira con una ceja alzada.

—Ya lo sé y no me interesa —su voz gruesa hace que se me derritan las piernas, pero no caeré en sus encantos no intencionados.

Ruedo los ojos y entro al armario, busco un vestido sencillo y todo lo demás también lo más básico posible.

—Por cierto, ¿Cómo te llamas?

Se tarda un momento en contestar.

Cuando salgo del armario ya estoy lista, lo miro, volvió a agarrar mi libreta. Suspiro y cierro los ojos para no tener que darle en la cabeza por chismoso.

—Dame acá —se lo vuelvo a arrancar de las manos.

Sonríe esta vez si libremente y mete las manos en su bolsillo.

Realeza Encantada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora