James
Ella suelta una risita nerviosa para después soltarse de mis brazos y romper en carcajadas en frente de mi como si no me viera lo suficiente lastimado para no creerme o como si no me viera capaz de hacerle eso a una persona. De simplemente hacerlo. Matar.
Matar...
—No es cierto —me mira a los ojos y su sonrisa se desvanece—. ¿Verdad?
Suspiro y asiento.
—Es cierto.
Retrocede unos paso y yo hago una mueca por ese movimiento. No quiero que me tema.
«No debiste decirle»
Tenía que hacerlo.
Ella se aleja hasta sentarse en el balcón mientras me mira con los ojos tan abiertos que temo que se le salgan. Parece aterrorizada. Y por supuesto, no todos los días tu hermano te dice que mató a alguien.
Trato de acercarme, pero alza la mano en una señal para que detenga mi paso. Lo más extraño es que lo detengo, pero en contra de mi voluntad, porque planeaba llegar hasta el frente de ella.
Frunzo el ceño y trato de dar un paso, pero me es imposible.
—Meghan —baja la mano sin darse cuenta aún de lo que acaba de hacerme.
—No, James —niega con la cabeza y frota sus dedos contra ellos mismo.
Siempre que está nerviosa la he visto hacer eso. Frotar la yema del pulgar por el índice y el del medio, a veces hasta con los demás dedos.
—No puede ser posible, tu no... —me mira a los ojos buscando una señal de que siga siendo mentira. Pero no lo es.
Se sostiene la cabeza negando y murmurando incoherencias.
«No tengo tiempo»
Me acerco cuando está distraída poniéndome de cuclillas a su altura y ella da un respingo cuando la toco, sostengo sus mejillas y la hago mirarme fijamente.
—Mira, te explicaré todo cuando regrese —explico—. Tengo que irme ahora. Por favor, no te mates la cabeza pensando en eso —sé que es imposible que no lo haga, pero de todas maneras se lo pido.
Asiente sin decirme nada y desvía la mirada forzando la cara a qué la suelte. Una punzada en el pecho me hace hacer una mueca cuando la veo rechazarme de esa manera tan tosca. Pero tal vez lo merezca por ahora.
Con un suspiro me incorporo y me relamo los labios antes de salir del castillo por una puerta oculta que nadie sabe que existe. Si salgo por la principal es posible que los guardias me vean en este estado y las preguntas y miradas de soslayo no es algo que me encante ni soporte mucho.
Suspiro al estar afuera por completo respirando el aire del exterior. Sonrío de medio lado y me quito la sangre que estaba en mi mejilla y hago una mueca de asco. Ese imbécil murió de la manera más estúpida y débil de todas. Había dejado de matar hace mucho, pero la satisfacción después de hacerlo nunca se va. La experiencia tampoco.
Me rasco la ceja y miro al cielo preguntándome porqué me ha llamado esa loca que tengo por madre. La historia de la madre muerta es una mierda, me he cansado de fingir con Meghan, de niño es cuando más lo hacía. Si me importan, mamá y ella. Pero no para decirle la verdad.
Amo a mi madre, pero solo a la que no me parió. Y amo a mi hermana, solo a la que no es de mi sangre. Que irónico.
Ruedo los ojos y empiezo a caminar por el bosque durante varios minutos en los que solo miro al piso observando mis pasos. Está mal que vea a mi madre en este estado tan deplorable, pero es lo que tiene que aguantar.
ESTÁS LEYENDO
Realeza Encantada #1
FantasyMeghan toda su vida ha sido aventurera, maleducada y desubicada, hasta que tiene que dejar de serlo. La muerte de su padre la hizo viajar hasta el palacio del reino Elaetus con su madre, padrastro y hermanastro, a los qué, aun así, considera una fam...