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Meghan

 

Al momento en el que dijo esas dos palabras mi mundo se detuvo, es como si mi mente explotara por alguna razón y mi corazón se paralizara. Mi respiración se vuelve irregular cuando me sigue mirando desde su altura, la cual es mucha y teniendo en cuenta que estoy sentada se nota más.

Se agacha a mi altura y ladea la cabeza mirando mi rostro, mi reacción. Parpadeo una vez, luego otra y después me froto los ojos.

Si lo sospechaba, pero la mayoría de las cosas que yo sospecho nunca son verdad, así que la posibilidad de que él lo sea me da un poquito de mala espina, o sea, soy un imán de mentiras, ¿Por qué ahora es verdad?

—Siempre metes la pata donde no debes…

Murmura mientras se rasca la mejilla y se muerde el labio pensando y mirando hacia otro lado.

¿De que habla?

Arqueo la ceja curiosa y…

Un estruendo en la sala de biblioteca me sorprende. Joder, abrieron la puerta. Será difícil encontrarme, ya que unos estantes me ocultan, así que puedo quedarme relajada y puedo preguntar a qué se refiere él con lo de que meto la pata en todo. Aunque no lo quiera parecer, me ofendió eso.

Frunzo el ceño indignada y me volteo hacia él con la intención de reclamarle hasta que un par de libros caen al piso en un sonido seco y sonoro. Cierro los ojos y maldigo, me giro para maldecir al gato que no es gato, pero apenas y veo su cola cuando se desaparece de mi vista cruzando otros estantes. Maldito.

—¡Princesa! —grita un guardia cuando me ve sentada detrás de uno de los estantes.

Ruedo los ojos y me tapo la cara con las manos y niego con la cabeza. Definitivamente la mala suerte me persigue.

Me levanto respirando hondo y me arreglo el cabello con la mano, cerca del guardia que me encontró hay cuatro más y por la puerta hay muchos más, aparte de Clara y mi hermano.

James está con lo brazos cruzados con una expresión molesta en su rostro, camino con la barbilla en alto como si no me importara nada y cuando paso por su lado me toma del hombro suavemente para detenerme.

Me da gracia como sigue siendo educado y delicado en la manera de pelear o cuando está enojado.

—Te odio…

—Yo te odio más —digo con una sonrisa.

—Me preocupé mucho… —me toma en un abrazo y me da un pellizco en el costado, cerca de mis costillas—. Papá está furioso… y mamá pues… tuvo días mejores.

Suspiro cansada y también lo abrazo.

—¿Se canceló la bienvenida? —pregunto esperanzada de que se haya cancelado.

—No y ahora más que nunca tienes que salir, alguien esparció un rumor sobre que te habían secuestrado…

¿Secuestrado? Hace falta mucho esfuerzo para que me secuestren.

—¿Saben quién ha sido? —me separo de James y le doy una sonrisa tranquilizadora a Clara.

—Aún no, pero se sospecha de los cocineros.

—¿Por qué?

—Porque en el salón donde están todos los invitados en el piso habían migajas de pan y la comida que ellos habían preparado para los invitados no tenía pan, así que son la única opción —le indica a los guardias acomodar los libros—. Lo bueno es que estás bien.

Realeza Encantada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora