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Meghan


Guardo el libro en una de mis gavetas rezando porque a nadie se le antoje por revisar mis cosas.

Al terminar de alistarme salgo a pasos lento. Recorro toda la casa buscándolos y los encuentro en silencio comiendo sin mirarse siquiera a la cara. Es algo inusual de ver.

Espero que todo se haya resuelto entre Brooks y James. No quiero más peleas. Ciertamente no quiero tener que verlos discutir nunca más. ¿Debería dejar de hablarle a Brooks para complacer a mi hermano? ¿O debería seguir cerca de Brooks sin que me importe la rabia de mi hermano? No sé si estoy tomando en cuenta mis decisiones o lo que le gustaría a los demás.

El único que alza la mirada ante mi presencia es Damen que me da una mirada de incomodidad y señala con los ojos la silla frente a él, al lado de mi hermano. Me siento en silencio y miro el plato de comida que tengo frente a mí. ¿Quién lo habrá hecho? Para no tener este silencio tan tenso decido interrumpirlo con una pregunta sencilla.

―¿Quién cocinó?

James y Brooks alzan la mirada finalmente. No me miran a mí, se miran entre ellos, sin expresión. ¿Volverán a pelear? Damen carraspea interrumpiendo el incómodo momento que se estaba reproduciendo.

―La sirviente ―responde Damen.

―¿Tienes una? ―asiente―. ¿Y dónde está ahora?

―No lo sé ―mueve el dedo índice en círculos señalando alrededor―. Por ahí.

Me mira y nota mi confusión.

―Es un hada.

Oh...

Eso responde mucho.

Comienzo a comer en silencio como los demás. No voy a mentir, adoro comer, pero la situación no es la ideal para disfrutarla. Porque está deliciosa.

Alzo la mirada al terminar y veo que James ya me estaba mirando.

―¿No planeas decir nada? ―su tono es tosco.

Frunzo el ceño. Nunca me había hablado así. Supongo que Brooks tocó un punto sensible en su vida para que reaccione así conmigo. Da igual, sigue sin ser justificación a que me hable de esa manera.

―No empieces ―se mete Brooks.

―No te hablo a ti ―Mi hermano no me deja de mirarme esperando una respuesta.

―¿Qué quieres que te diga? ―frunzo el ceño.

―Meghan, de verdad que no tengo paciencia para esto ―jadeo indignada.

―¿Paciencia para qué? Te pregunto qué es lo que ocurre entre ustedes y no me dices nada. ¿Cómo piensas que te comprenda en tu enojo? Eres tan idiota. ¡Todos ustedes son un trío de idiotas! ―me levanto enojada―. Si quieren buscar problemas conmigo es mejor que se vayan retractando porque no quiero tener que soportar sus problemas ahora mismo porque ya tengo los míos, joder. Y ustedes vienen como unos críos a confundirme más, cosa que no quiero. Así que se callan o me voy. ¿Entienden?

Se quedan callados y los miro uno por uno. Callados y cabizbaja.

―¿Qué si lo entendieron? ―repito.

Asienten y suspiro alejándome de la mesa.

―Lo siento... ―escucho alejándome del comedor. Proviene de James.

―¡Que te den!

Paso por la sala y me siento en el sofá. Dejo caer la cabeza al respaldo y me paso las manos por la cara. ¿Me habré pasado? Creo que fui muy brusca con mi hermano. Pero también siento que no debería sentirme mal ya que él tenía la intención de hablarme de la misma manera.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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