ϟ1ϟ

8.4K 466 113
                                    

Meghan


A veces me arrepiento tanto de no haber vivido aquí en el castillo normalmente. Me arrepiento de no tener la educación que dan aquí. Y es obvio que me arrepiento el haber vivido con mi antiguo padre en el pueblo.

Si hubiese estudiado aquí todo habría sido más fácil. Hubiese entendido como ser princesa desde niña, hubiese tenido los mismos valores reales. Cuánto más lo pienso más me dan ganas de cortarme en dos.

No quería admitir esto, pero realmente parezco a la protagonista de un libro que no quiere tener dinero o fama por esto o por lo otro. De verdad que me caían mal, pero ya entiendo el porqué.

Pero creo que muchas personas no se ponen en el lugar de otras pensando que todo es más fácil para ellos. Por ejemplo, a una princesa la ven por eso mismo, una princesa. Pero nunca han vivido lo que es el esfuerzo para ser el agrado de alguien.

Detrás de todo hay mil cosas que hacer, estudiar cosas que no te gustan, pero que innecesariamente son útiles para el agrado de la persona al exterior de tu vida. Para agradar a la vista y ni aún así es suficiente.

Así que no puedo quejarme ahora que soy mayor y tengo lo que tengo. Y es que no es mi culpa que mi madre se haya enamorado de un Rey que terminó siendo mi familia. Todo lo que tengo que hacer es disfrutar que lo tengo por ahora antes de que sea tarde.

Me remuevo incómoda cuando Clara está tratando de ponerme el corsé. No me quejo de eso, ya que no lo está apretando demasiado y no me deja el busto muy a la vista. Pero nunca lo había usado y es nuevo para mí.

El armador no es tan grande, así que el vestido no parece un desafío ahora mismo. Tengo mi armario lleno de vestidos completos y algunos separados por corsé y falda. Todos son de diferentes colores.

Los zapatos son de zapatilla con tacón muy bajo. En los brazos unos guantes blancos. En mi armario tengo todo tipo de guantes. Cortos, medios, largos, de mallas, con decoraciones y de todos los colores. Pero en su mayoría hay blancos.

Dentro del cuarto de armario hay una inmensa pared que simula ser solo eso hasta que jalo un vestido hacia abajo y la pared da la vuelta cambiando de lugar para mostrarme las tiaras.

Clara me explicó que hay una predeterminada para los días y otras para eventos y todo lo demás. La predeterminada es una bonita tiara con diamantes blancos incrustados en ella.

Su diseño es hermoso, eso no lo niego.

Clara me ayuda con la posición de la tiara sobre mi cabello ondulado y suelto. Con el maquillaje fue algo simple. No más que un rubor y brillo labial.

Ya estaba lista. Físicamente.

En una ciudad encantada y mágica como esta, es difícil sobresalir. Pero siempre se encuentra la manera y no sé porque presiento que voy a escuchar mi nombre por todos lados cuando de mi boca salga una pequeña e inofensiva palabra.

Salgo de mi habitación con las manos al frente y termino frente a mis padres de nuevo junto al trono. Mi madre se acerca y me besa la mejilla contenta.

—Te ves hermosa —me sonríe—. ¿No es así, cariño?

Mi padre asiente y mira de reojo a James.

—Te ves decente.

Le saco el dedo del medio y con el guante no sé si se ve vulgar o tierno.

—Ya hablé en el instituto —avisa mi padre—. Comenzarás mañana.

Abro y cierro la boca sin saber que decir. Ya que si digo que no, igual van a mandarme.

Mis padres se van y solo quedamos James y yo en los tronos. Se levanta y se va, pero antes de eso, yo le sigo el paso hasta entrar con el en la habitación. La de él es más grande que la mía, incluso.

Realeza Encantada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora