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Después de no salir de su habitación por dos días y dos noches enteras, Jimin decide que es hora de obedecer a su mamá y volver a darle la cara a la vida y a sus actividades.

Durante todo ese tiempo que ha permanecido aislado, ha pensado mucho en Jungkook y en la evolución de su relación como amigos, realmente creyó que el pelinegro recordaba cada promesa que se hicieron, pues para él sí fue importante e imposible de olvidar, pero no lo juzga y de hecho, lo entiende.

¿Solo eran un par de niños diciendo cosas que a la larga no tendrían ninguna relevancia, no?

No.

Desde que Jimin tiene uso de razón ha estado enamorado de Jungkook y sus palabras nunca fueron vacías, él sí tenía el sueño de algún día casarse con él pelinegro, tal y como lo prometió hace años.

Cuando Jungkook dijo que era su mejor amigo, su estado de ánimo se vino abajo, sintió sus piernas debilitarse y si no hubiera sido por las personas que estaban en su casa ese día, quizás se hubiera desarmado ahí mismo delante de Kook y su novio.

¿Qué puede hacer en esta situación?

Pues a pesar de su corazón roto sabe que es su deber apoyar a Jungkook aunque con eso se esté destruyendo a sí mismo. No va a ser fácil tener que estar en los preparativos de la boda y ver como Taehyung le demuestra su amor a quien él considera el amor de su vida, pero puede esforzarse.

Por Jungkook siempre lo va a hacer.

Qué irónico resulta todo, el pelinegro nunca fue suyo, sin embargo duele como si lo hubiera sido...

Ahora, a pesar de sentirse como un papel arrugado, se levanta de su cama, se coloca sus pantuflas e ignorando el desastre que es su mente camina hasta la puerta, para salir y llegar hasta la cocina donde seguramente debe estar su mamá.

Efectivamente, tal y como pensó, la señora Park se encuentra desayunando mientras revisa minuciosamente unos documentos.

—Buenos días —Jimin saluda.

Park Hani levanta su mirada y escanea a su hijo de pies a cabeza, él está es un estado realmente lamentable, con su cabello revuelto y ligeramente graso, con notorias ojeras bajo sus ojos y la pijama mal colocada.

Inmediatamente se levanta de la silla en la que está sentada y se apresura en llegar hasta Jimin y abrazarlo tan fuerte como puede.

Ella sabe perfectamente lo que le pasa, el mismo día de la fiesta de cumpleaños de Jimin, su mejor amiga, la señora Jeon, le contó que Jungkook se iba a casar y aunque Jimin nunca se lo dijo, sabe del enamoramiento de su hijo, tendría que haber sido ciega para no notarlo, y es que desde que Jimin era un niño era tan obvio, inclusive por parte de Jungkook también, que creyó que su hijo y el pelinegro terminarían estando juntos.

La noticia de la boda la tomó por sorpresa y de inmediato pensó en los sentimientos del rubito, pero cuando quiso buscarlo, ya era demasiado tarde, porque él ya había abandonado su propia fiesta y se había encerrado en su habitación.

—Hola cariño —devuelve el saludo y deja un beso sobre la frente del contrario—. ¿Estás mejor?

Jimin la suelta y niega, está muy lejos de estar mejor.

—Lo sabes, ¿verdad? —pregunta. Hani asiente—. Jungkookie se va a casar, mamá, y no conmigo —el llanto vuelve y nuevamente abraza a su madre.

Ella lo rodea con sus brazos y contagiada por las lágrimas de Jimin, ella también llora sintiendo el dolor de su hijo, un corazón herido o roto nunca es fácil de tratar.

—¡Por más que intento ser fuerte, no puedo! Siento que no voy a poder con esto, mamá.

—Vas a poder, mi amor, ahora duele, pero verás que en un tiempo ya no lo hará —Hani busca consolar a su hijo—. Encontrarás a alguien más y entonces formarás una familia, todo se solucionará.

—¡¿Y cómo lo olvidó?! Lo amo tanto que me siento desintegrado cuando lo veo con Taehyung.

Hani podría decir muchas cosas para intentar calmar al rubio, pero todo estaría por demás, no hay palabra mágica que pueda aplacar el gran dolor que siente Jimin, así que solo por eso se queda callada y deja que su hijo se siga desahogando en su hombro.

Pasados unos segundos Jimin logra estabilizarse y rompe el abrazo.

—Gracias por escucharme —dice y sorbe su nariz—. Y por dejar que ensucie tu traje con mis mocos.

Hani ríe y niega con la cabeza.

—¿Quieres desayunar? —pregunta—. Te puedo preparar los pancakes que tanto te gustan.

—Por favor, mientras tanto iré a lavarme la cara y las manos.

Hani asiente y sale de la cocina.

Cuando está a punto de entrar al baño, el timbre de su casa suena y con pereza cambia de dirección hacia la puerta principal y la abre.

—¡Santo cielo, Jimin, hasta que apareces! —Jungkook entra a la casa y el rubio cierra la puerta detrás de él— Te he llamado, te he enviado mil mensajes y no contestas.

Esos días Jimin estuvo tan abrumado y concentrado en su desgracia que ni siquiera puso a cargar su móvil, así que no es raro que esté apagado por falta de batería.

—Lo siento —dice sin ánimos.

Jungkook asiente y se concentra en Jimin, es como si le hubiera pasado nunca tren por encima.

¡Está irreconocible!

—¿Estás bien?

—¿Por qué no lo estaría?

—No lo sé, es solo que al verte tan... tan desarreglado, pensé que algo no iría bien —el pelinegro menciona mientras se frota la nuca.

—Solo fueron malos días, es todo —responde restándole importancia—. ¿Qué querías?

—Bueno, Tae y yo planeábamos ir a comprar las alianzas hoy por la tarde y como te ofreciste a acompañarnos, te lo quise decir.

Otra puñalada más para el corazón magullado de Jimin.

—Bien, ahí estaré, solo mándame la ubicación.

—De acuerdo.

—¿Algo más?

Para este punto, Jungkook ya pudo notar que solo "unos días malos" no es todo lo que le pasa a su mejor amigo, hay algo más, se siente como si estuviera más distante, más frío, y es muy raro porque Jimin nunca ha sido así con él .

—Siento que estás enojado conmigo y no me lo quieres decir, ¿puede ser?

Jimin traga saliva, no es culpa suya esa actitud, y tampoco lo es de Jungkook, pero lamentablemente no hay otra forma en la que pueda estar en estos momentos.

¿Acaso tiene que sonreír y olvidarse de todo? Lo haría si pudiera, pero la verdad es que nada funciona así y mucho menos su corazón.

—No estoy enojado, yo–

—¡Jiminnie, tu desayuno está servido! —desde la cocina anuncia su mamá.

El rubio suspira aliviado, Hani lo ha salvado una vez más.

—Bueno ya oíste, debo ir a comer, nos vemos por la tarde.

Jungkook asiente sin ánimos de marcharse, pero al final termina haciéndolo, dejando a Jimin con un sabor amargo en la boca y con unas latentes ganas de volver a llorar.

𓂀 𝔽𝕚𝕣𝕤𝕥 𝕃𝕠𝕧𝕖 // 𝕂𝕠𝕠𝕜𝕞𝕚𝕟 𓂀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora