Capitulo 12

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Caminaban en completo silencio uno al lado del otro. Pero por algún motivo ese silencio no era incómodo, sino todo lo contrario.

De vez en cuando se miraban el uno al otro, en la mayoría de las ocasiones pillando al contrario desprevenido y distraído, pero cuando sus miradas tenían la bonita casualidad de encontrarse, ahogaban pequeñas risas nerviosas y miraban hacia otro lado.

Fueron unos quince minutos de camino tranquilo hasta que, cuando empezaron a dejar poco a poco la baja estética de las calles de Smithfield para dar paso a una mucho más elegante, Harry se atrevió a hablar.

- Entonces ... ¿a dónde tienes pensado llevarme? - no quería emocionarse, de hecho Louis no había asegurado que fuera así, pero aquello lo percibía como una especie de cita. ¿Era tonto por creer que lo fuera? Quiso pensar que no.

- Enseguida lo sabrás, pero antes tenemos que hacer algo - Harry lo miró curioso.

-Ah, ¿sí? ¿qué?

- Tú mismo lo has dicho - apuntó señalando lo que llevaba puesto, y aunque Harry sabía perfectamente a lo que se refería por un momento no le sentó bien que se lo volviese a recalcar -. No puedes entrar así a donde voy a llevarte.

- ¿Me vas a llevar a Buckingham o qué?

- Algo parecido - le sonrió y el más pequeño no pudo evitar emocionarse. ¿Cómo podía Louis ser tan guapo? Es que no era normal.

Caminaron unos cuantos pasos más hasta que Louis se detuvo frente a un edificio de arquitectura modernista. Frente a ellos se alzaba una puerta con grandes ventanales en ella tras los cuales se podía ver parte del interior del local.

- ¿Estás de broma? - preguntó volviendo la vista a Louis. El rizado rió un poco pero al ver que el contrario lo miraba tranquilo y sin expresar nada la risa se le cortó de golpe.

-¿Tengo cara de estar de broma? - alzó las cejas y sin decir nada más se acercó, abrió la puerta y entró.

-¿Que? ¡No! Louis, espera - intentó detenerle de todas las formas posibles, le agarró del brazo e incluso tiró en su dirección pero desgraciadamente el castaño tenia algo más de fuerza y tan solo quedó en eso; en el intento.

Harry no quería entrar. De verdad que no. No le apetecía volver a sufrir la vergüenza y el bochorno que el pastelero hacía unos días le había hecho sentir. Pero no le quedó más remedio que seguir los pasos de Louis, no podía dejarlo solo ahora y darle plantón. Entró a la tienda con la mirada pegada al suelo, intentando pasar desapercibido.

Caminó detrás de el, intentando por todos los medios posibles que el matrimonio sentado en unos pequeños sofás en una esquina no se percataran de su presencia. Louis se acercó a un hombre de porte elegante y monóculo que se sitúa detrás de un diminuto mostrador.

- Buenas tardes - Louis le dedicó una de sus tan famosas amables sonrisas.

- Buenas tardes, ¿qué se le ofrece, joven Tomlinson ? - en cualquier otro momento, Harry habría reído por aquella escena. Los momentos tan serios e innecesariamente formales le han dado siempre ganas de reír. Pero en ese momento lo único que pudo hacer fue asomar la cabeza por el hombro de Louis para mirar al hombre.

Era delgado, tenía canas y arrugas en la comisura de los ojos. Pero para su propia sorpresa, cuando hizo contacto visual con Harry , inspeccionándolo con la mirada como todo el mundo hacía fuera de Smithfield, no le dedicó una mirada desagradable. Sino que, en su caso, no borró aquella sonrisa que mostró con su llegada.

- Quería comprar algo de la talla de mi amigo - Louis se hiso a un lado para dejar ver completamente a Harry que, de inmediato, se puso colorado. No dijo nada mientras el señor le analizaba con la mirada, una mirada que seguía siendo amable.

Intocable ( Larry stylinson)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora