20. Luna llena II

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Ya es jueves y por fin estoy en mi casa, en la comodidad de mi cama. Tiempo atrás hubiera estado agradecida, porque si hay algo que me gusta es internarme en mi cuarto a escuchar música y no salir más de ahí, pero lo cierto es que, ahora, estoy lamentando tener que faltar a la preparatoria. No por mis responsabilidades, obvio, sino porque no veré a Blake.

Estoy muy aburrida. Mamá está trabajando, mis compañeros están en clase y yo estoy aquí sola sin nada que hacer. Intento distraerme con algo, pero acomodar mi aposento o leer algún libro no son buenas opciones para mí en este momento, así que vuelvo a buscar entre mis revistas de adolescentes una entrevista de Avril Lavigne para releerla por milésima vez, aunque también termino abandonando la lectura.

Así, paso el resto del día recorriendo un circuito que parte de mi cama hacia la silla de mi cuarto, el baño y en ocasiones el comedor, hasta que mamá me trae la comida para almorzar y más tarde me quedo dormida.

Por increíble que parezca, el reloj me demuestra que he caído en sueño por más de dos horas. Y, cuando menos lo espero, ya son las cuatro. Eso significa algo: Blake ya debe de estar en su casa.

Llena de ilusiones y alegría, los siguientes minutos afianzan mi impaciencia porque, como mínimo, espero una llamada de su parte. Pero no sucede. En cambio, un poco pasadas las cinco y media de la tarde, mientras mi estómago ruge como un león hambriento, noto desde la ventana el regreso de mamá.

—Elle, ¡cámbiate de ropa para cenar!

—Estoy bien, gracias...

—Ya iba a preguntártelo. Pero vístete bien.

—Mamá, ni siquiera tengo ánimo para ir al bar. Además, ya sabes que el médico me indicó quedarme en casa.

—Es que no saldremos, Elle.

—Creo que hay algo que no estoy entendiendo...

—¡Dije que no saldremos!

—Mamá, ¡deja de gritar al hablarme!

—Quedaremos aquí en casa para cenar y luego regresaré al trabajo, eso es todo. ¿Entendido?

—¿Quién quedará allá?

—Elle, también tenemos empleados. Además, Mary Jane está encargándose de cubrirme en todo lo que puede como ayuda, porque, bueno, tengo que estar pendiente de ti.

—¿Esa vieja chillona colaborándote?

—Suficiente, Elle. Basta de groserías.

—Dime que al menos trajiste buena comida.

—Lo que te gusta, claro.

—Qué trajiste, mamá.

—Lasaña. Con porciones extra...

—Bueno, ya voy.

Contenta, le hago caso, aunque demoro un poco peleando con mi pelo.

Una vez lista, voy corriendo con entusiasmo al comedor, pero la sorpresa, en lugar de regocijarme, me horroriza. Eso explicaba la mención de las "porciones extra".

¿Hasta cuándo mamá va a entrometerse en mi vida y a hacer planes sin contar conmigo o sin mi consentimiento?

Me pregunto qué papelón me hará pasar hoy.

—Buenas tardes, Elle —me saluda Blake con una sonrisa y poniéndose de pie en muestra de respeto.

—Hola, Blake —le contesto con vergüenza.

—¿Contenta por la visita? —se mete mamá, a lo que no puedo evitar responder sin una mirada de odio:

—Sí, sí... Aunque me hubiera gustado que me lo contaras de antemano...

Plenilunio: Luna del Lobo [FINALISTA WATTYS 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora