Plenilunio: Luna del Lobo [FINALISTA WATTYS 2024]

30. Newport II

Si había algo que de verdad no esperaba y que tampoco había pensado, era que Melissa se acercara a hablarme.

Ya me veo humillada, maltratada, quizás golpeada...

De todas las cosas que podían ocurrir, jamás se me había pasado por la cabeza que ella pudiera interferir.

—Oye, ¡tú! —grita al ingresar.

Mi corazón no me cabe en el pecho.

Sé que está hablándome, pero estoy muy atemorizada como para decirle algo o siquiera enfrentarla.

—¡Oye...! —insiste.

Y yo sigo callada...

Sentada en un banquillo, miro luego al suelo para hacerle creer que no la escuché y no darme por aludida, no obstante, consciente de que no podré sostenerlo por mucho tiempo. En consecuencia, se arrima más a mí.

Para colmo, la escoltan sus dos amiguitas porristas.

—Escúchame, enana, ¡¿vas a dejar de ignorarme?! ¡Sabes bien que estoy llamándote! —exclama con furia, a lo que horrorizada y con la voz cortada apenas logro musitar:

—¿Qué...? ¿Yo...?

Y dicho eso, aprieta los puños y sacude la cabeza con histeria para continuar destilando veneno.

—Sé que te llamas Elizabeth, "pelo de bruja". Y sabes bien que estoy hablándote...

Ahora, más que con miedo, estoy muerta de la vergüenza. No hay mucha gente aquí adentro, pero sí lo suficiente como para desear desaparecer del universo por siempre.

—Qué sucede —me animo a decirle al fin—. ¿Cuál es tu problema conmigo? Y, sí, soy Elizabeth.

—Escúchame, bruja —me insulta, aunque por un instante dudo si lo hace por maldad o porque sabe algo de mí—. Eres bien consciente de lo que estás haciendo. ¿Tengo que explicártelo?

—De... De verdad... yo... Yo no entiendo de qué estás hablando. ¡Ni siquiera te conozco...!

—Me conoces. ¡También conoces a Blake! ¡Y más de lo que esperaba, pelo de bruja!

—Dime qué es lo que quieres.

—Ah... —Revolea los brazos, menea su cuerpo y la cabeza, y lanza una risa burlona—. ¿En serio no entiendes que debes dejar de entrometerte?

—¿Entrometerme? ¡Eres tú quien me molesta sin razón alguna desde el año pasado! —le contesto, fastidiada de no tener el poder de fulminar con mi dedo a esta rubia maldita.

—¿Acaso esta es tu venganza? ¿Acercarte a Blake justo cuando intento recomponerme con él?

—Detente, Melissa. Ya deja de molestarme.

—Así que no me conocías, pero sí sabes mi nombre.

—No voy a discutir contigo. Solo quiero que me dejes en paz.

—Empieza entonces por dejar de mirarme mal.

—¿Qué? Eres tú quien siempre me juzgó con la mirada. Yo nada más...

—Ya, cállate —me interrumpe—. Comienza a replantearte si de verdad no eres tú la villana de esta historia, ¿muy bien?

Y eso me deja pensando...

—Y qué quieres —expreso luego, dándome un poco por vencida, porque no soporto nada de esto, a lo que ella decreta:

—Escúchame bien, no voy a repetirlo: estaré observándote. ¡Y será mejor que te alejes de él o te las verás conmigo, enana!