8. Conocer al enemigo II

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Ha ocurrido un milagro y es que Alisha, por fin, se ha dado cuenta de que estoy escupiendo fuego por los ojos debido a lo que viene ocurriendo. Una vez que concluye la clase de Español, después de casi una hora interminable de no entender nada, lo necesario como para bajarme las "revoluciones", recién se anima a dirigirme la palabra de nuevo para preguntarme inundada de nervios y temor:

—Elle... ¿Iremos... a comer con los chicos...?

Y, fiel a mi estilo, mi contestación va acompañada de una sonrisa genuina y un achicamiento de ojos:

—Sí, ¡ya no aguantaba más el hambre!

—Oh, Elle, juraría que ibas a golpearme unos minutos atrás... —pronuncia con una risita tonta y nerviosa.

—Lo sé —le respondo con cinismo, aunque con una carcajada que no tiene nada de falsa.

Más tarde, cuando nos sentamos con Alisha y colocamos nuestro almuerzo sobre la mesa, llegan en fila Rylee y por atrás Arthur y Jamie quienes no dejan de parlotear ni un segundo sobre videojuegos y música.

—¡Ahora dinos tú, Elizabeth! —me grita de repente Arthur, con la intensidad que lo define—. ¿Los Backstreet Boys o Britney Spears?

—¿Qué? Ni siquiera sé de qué hablan, pero igual les respondo —le digo—. Son distintos, pero me gustan ambos. ¿Contentos?

—¿Lo ves? —le discute Jamie en consecuencia—. Te dije que es indistinto.

—No, pero las chicas, la mayoría, los prefieren a ellos...

Y dejo de prestarles atención porque lo único que me hace feliz en este momento es mi comida: omelet con tomates y mantequilla, huevos y un poco de ensalada (repleta de kétchup, por supuesto). Parece que mi enojo se debía más a mi barriga vacía que a otra cosa...

Pero, como la felicidad no puede durar para siempre, Rylee es la primera en traerme a tierra diciéndome:

—Bueno, Elle, ya que has estado más callada que nunca, ¿vas a contarnos lo del chico...? —Hace una sonrisa burlona y a mí se me anuda el estómago.

De los nervios, me ahogo con unas migas.

—Como Elle está muriendo, contesto por ella —dice Alisha—. Estuvo conversando con el galán de la preparatoria... ¡Blake Hanson!

—¡Ya cállate, Alisha! ¡Estás avergonzándome y van a escucharnos todos! —la reprendo.

—Está bien, no hablaremos más —propone Rylee—, pero antes hay algo que recalcar.

—Sí, Elle, estuvimos hablando de eso.

Genial. Lo único que faltaba. Se han dado cuenta de que, en cierto modo, estoy embobada con el chico.

¡No quiero imaginar las caras que puse cuando charlé con él!

—A ver, qué quieren decirme —les digo resignada, pero lo que me cuentan no me deja para nada indiferente:

—Oh, Elle... ¿No te das cuenta? Me extraña de una mujer —expresa Alisha con un suspiro—. La forma en la que reían juntos... El modo en que él miraba tus ojos.

—Parecían el uno para el otro.

—No es cierto, Rylee.

—Rylee tiene razón, Elle.

—¿Y por qué alguien como él se fijaría en mí?

—Porque eres bonita y no artificial —cierra Rylee.

Como soy terca, por un momento elijo no creer. Sin embargo, los minutos pasan y una parte de mí desea caer en la ilusión y las necias fantasías que propone mi cerebro adolescente.

Plenilunio: Luna del Lobo [FINALISTA WATTYS 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora