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La cena con los Demon fue un acto alternativamente útil para conocerse más. Conocer más a la madre del rubio fue muy interesante, pero el cabeza de familia no dejo de repetirle lo que hacía mal. Meliodas intentaba persuadir los temas que sabía que su padre tomaría para molestarla o corregirla. Aunque no se lo tomo mal, podía intuír que el rubio se molestaba por tal hecho.

David Demon parecía explicar las cosas que se debían trabajar en la empresa, pero como el Demon mayor heredó todo lo que fue de el y sus bienes a Meliodas, no decidió tomar tanta importancia cuando le dijo su opinión sobre como el ojiverde hacía mal su trabajo.

—Elizabeth, es de mala educación que bajes la mirada cuando esté hablando— la peliplata alzó su cabeza y asintió.

— Dejala en paz, padre — Siseó Meliodas con un pesado mirar. El pelinegro alzó su meton y el rubio no se quedó atrás.

— Creo que es mejor terminar la conversación aquí — comentó la mujer rubia, con una sonrisa nerviosa. Elizabeth solo carraspeo incómoda y asintió, optando por qué los dos Demon's dejarán de perder cordura con un solo mirar. La verdadera cena había terminado desde que Meliodas intento repetirle a su padre que no tenía el derecho de hablarle como a él le hacía. Pero estaba tan acostumbrada a un trato como ese desde que nació, que no tomo importancia.

La hermosa rubia fue tan dulce con ella, a pesar del comportamiento rencoroso de los dos hombres presentes. Tan tranquila y paciente como Gelda la había descrito, tenía un temperamento igual que el de Zeldris, pero Meliodas parecía la viva luz de ella. Solo un pequeño cambio con sus ojos de diferentes color. Ella tenía un azul eléctrico y sus hijos verdes como los de su padre. Un fino rostro y nariz respingada que le dio a ambos.

Meliodas la llevo a conocer la vivienda, excusando para no tenerla cerca de su padre. Pero terminaron solos en un balcón, mirando el cielo estrellado y creando un silencio ocaso.

— Lo siento — murmullo Elizabeth, mirandolo a sus ojos cuando puso su atención en ella.— En verdad siento mucho lo que pasó ayer. No te debí contestar grosera cuando solo intentabas ayudarme.

— Elizabeth, no me gustan las mentiras, y no te exijo el saber que paso, pero pronto estaremos más cerca y necesito que halla confianza entre nosotros — ella asintió y el suspiro, suavizando su mirada — No sé a qué le temes con esa conversación, pero no quiero agobiarte, solo quiero hacerte sentir segura.

— Gracias — sonrió tranquila — Es un tema muy difícil para mí, no quiero involucrarte en eso.

— Tus problemas son también los míos, Elizabeth— dijo en calma y metiendo sus manos en los bolsillos — fuera de lo profesional, intentaré que nuestra relación vaya en orden.

— Meliodas, tuve la suerte de conocerte y tal vez en un futuro, amarte — las mejillas de la femenina se tiñeron en rojo. Lo que había dicho no fue un pensamiento impulsivo, se había estado planteando esa respuesta y preparandose para decírselo en el momento perfecto.

Sabía que si lograba quedar embarazada en ese año, estaría junto a Meliodas lo que restaba de vida, y en el transcurso de ese tiempo, era más probable que su corazón se acostumbrará a un nuevo método de amar. Tal vez estaba planificando un futuro muy desconocido, pero si fuera así, estaba segura sobre lo que había dicho.

Meliodas sonrió, está vez, más de lo que se había acostumbrado a ver en ese rostro serio. Pero le había gustado verlo así fuese solo segundos, la peliplata lo acompaño y aunque después de eso, ambos tuvieron que regresar con los padres del rubio, eso había quedado entre ellos. Un paso más en su relación y tal vez lograrían no fingir.

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El día en la empresa resultó ser más cómoda de lo que se habían imaginado, una especie de conexión surgió al momento de volver a verse por la mañana y platicar sobre lo que pasó después de la cena. Meliodas hablo más de lo común, y está vez, fue Elizabeth quien escuchó. Mirarlo hablar de esa forma la reconfortó y escuchar su voz la endulzó. Zeldris pareció volver a apuntarlo groseramente, cuando la cara del rubio parecía relajada y sus labios más alargados de lo común visto.

Prometidos Desafortunados (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora